lunes, 31 de diciembre de 2012

Humo negro

En ocasiones me siento desbordado.

Es un sentimiento impotente que me enerva y que me baja la moral.
Reconozco que no he sido el más atento, tampoco el más dedicado o el más detallista, aunque sí es verdad que difícilmente podría hacerlo con todas aquellas personas con las que he podido compartir buenos momentos en mi vida, pues en tal caso, directamente pasaría a dedicarme a los demás antes que a mí como fin único. Puede que haya personas y seguro que las hay, que se sienten fuertemente realizadas complaciendo a los demás, desde luego no discutiré esa ley de vida.

Intento ser todo lo respetuoso posible con aquellas personas que hacen lo que moral o éticamente no es correcto, intento abrir mi mente lo máximo posible para no juzgar o limitarme a  mi mismo y de igual forma respeto las decisiones y las formas que tienen las personas de actuar. No somos iguales. Casualmente es esto lo que nos hace únicos.

No me gusta perder la credibilidad que yo ofrezco ni que tampoco se me malinterprete por el desconocimiento. Nadie, absolutamente nadie puede tener una vida paralela con otra persona. Somos seres variables y actuamos conforme nos encontramos. No siempre necesitamos lo mismo en un mismo momento y debe perdonarse cuando la solución devenga en permanecer sólo ante el mundo y tus proposiciones, o cuando la solución pase por un viaje inesperado o una sobresociabilidad. Nuestras expectativas cambian, al igual que nuestra prioridades y yo no puedo privarme de mirar al futuro en todas estas cuestiones.

Intento forjar mi vida al mismo tiempo que intento no influir negativamente en la vida de los demás, si no todo lo contrario, aportar algo que no puedan encontrar en su día a día. Lamentablemente, no soy una persona bipolar y conscientemente, soy lo que soy.
La belleza humana, al fin y al cabo, pasa por aceptar a cada cual tal y como es, independientemente de sus defectos o sus virtudes. Hablamos, en todo caso, de aceptación.

viernes, 21 de diciembre de 2012

Aficiones

Soy aficionado a tu pelo cuando está liso, rizado u ondulado; a tus vestidos: el verde, el negro, el grisáceo (mi preferido), el de flores, o el nuevo que te compraste; a tus zapatos: los de bailarina, los que tienes con pompones o los coloridos.

Soy aficionado a tus sonrisas: La de recién levantada, la comprensiva, la mágica, o las nocturnas;  a tus gustos: los zorros, las ardillas, Romeo y Julieta o las fotos de paisajes increíbles; a tu piel en todas las partes de tu cuerpo, a tus labios en cualquier lugar que estemos, a tus manos de pianista, aventureras y sensibles.

Tengo aficiones caras.
Tengo las mejores.


miércoles, 12 de diciembre de 2012

Con luz propia

Hay fechas que, en ciertos momentos, se nos antojan mucho más importantes que otras. 
Somos referentes del pasado en cuanto echamos la vista atrás y recordamos aquello que ha perdurado en nosotros, por extraño, por curioso, por feo o por romántico.

Claro está que diciembre no está dejando de ser controvertido y a su vez particular y característico. Se ha hablado de un fin del mundo, de calores y fríos. Vientos huracanados y fechas repetitivas que nunca más, hasta pasados 1000 años, volveremos a ver.

Hoy, en cambio, es trece de diciembre de dos mil doce. O lo que viene a ser lo mismo, 13-12-12.

Resulta curioso cómo fracciono mi vida en torno a ti. Pienso en lo lento que pasa el tiempo a veces, y lo rápido que pasan las semanas cuando las palabras vuelan. Esta noche más bien, desearía  trece miradas tímidas y profundas, de esas que acostumbrabas a regalarme y yo me acostumbré a recibir; o quizá doce abrazos secretos, a las dos, a las tres o hasta las cinco de la mañana. No importa. Tentadores son, como doce besos interminables. Uno por cada mes que quiero pasar a tu lado.

Al fin y al cabo, los recuerdos revocan con avidez momentos que dejarías pervivir en tu interior vidas y vidas enteras. Hablo de aquellos que suelen ser difusos, porque son en los que de verdad vives el presente y te olvidas de tu corporeidad dejando escapar emociones que laten con fuerza. Como si brillaran como tus ojos, con luz propia.


miércoles, 28 de noviembre de 2012

Niebla, casi bruma

Una mañana en la que te levantas más cansado de cómo te acostaste y ves cómo aún ni el sol había salido.
A tientas buscas la puerta de tu habitación y las escaleras. No te gusta encender las luces del piso de arriba para no despertar a nadie.
Abajo, tus ojos se han ya acostumbrado a la escasez de luz.

En la cocina oyes un ronroneo. Tu gata te espera cariñosa en la puerta, esperando a restregarse con tu mano y en tus pies. Me da miedo pisarla. Siempre voy mirando al suelo.

Tu desayuno sabe a poco. Echas de menos los fines de semana y esas tostadas con queso que más bien son verdaderos almuerzos.

Lo demás es rápido. Lavado de dientes, ducha caliente y rápida, avisar de que me marcho y mochila sobre la espalda.

Fue una sorpresa encontrar aquella niebla ante mí.
Era casi bruma.

Observé con cautela la calle desértica. Mi tempranera incursión me aseguraba soledad, aunque aún estando acompañado me hubiera sido difícil notar la presencia de cualquier otra persona.

Caminé despacio, aún con la farolas encendidas y el mirarlas me recordó a algún cuadro impresionista. En realidad los pintaban tal como era la realidad habiendo densas brumas.

Busqué a algún mañanero, personal de limpieza, quizá algún coche. La curiosidad de observarlos a través de aquel denso cristal me inquietaba.

Me sentí observado. Quizá porque los grandes crímenes en Lóndres se provocaron con ambientes similares, o porque las sombras podrían esconder cualquier cosa. No me sentí seguro hasta colocarme bajo una de aquellas angostas farolas que alumbraban sólo lo que había bajo ellas. A mi derecha le vi. Se apoyaba sobre un muro y los cuellos de su abrigo me impedían ver su cara. Cuando le miré se levantó y se fue. Desapareció entre la niebla, casi bruma.


jueves, 8 de noviembre de 2012

Palabras al viento

Cae la lluvia y quedo frente a la ventana mirando cómo las gotas resbalan sobre el cristal. Cuando era pequeño hacía carreras con ellas. Siempre ganaba la que elegía.

El cielo es de un gris uniforme. Es algo que me hace sonreir, pues las lluvias aún durarán. Insistes en que el mal tiempo no es lo que más aprecias, pero a ti te gusta. Lo sé.

El viento nunca lo soportaste. Te resulta incómodo, demasiado frío quizás.

Cómo me gustaría poder protegerte de ese viento enfermizo. Abrazarte fuerte sobre mi pecho. Sentir como si desaparecieras junto a mí. Respirar flores silvestres en tu pelo.  Una caricia por tu mejillas encendidas.

Me gusta como me miras.

El viento es nuestro confidente.



viernes, 26 de octubre de 2012

Rainy lake

Imagina estar en un lago.

Imagina que las nubes empiezan a oscurecerlo. Un poco más gris, un poco más nórdico.

¿Recuerdas aquella película? Había cientos de cisnes nadando y ninguno se apartaba a nuestro paso.

La canoa surcaba aquel manto blanco de aves y la lluvia es a quién nosotros sorprende.

Bajamos empapados, justo en una orilla, cerca del granero.
Coges mi mano y corres divertida.

Me encanta tu sonrisa.

Nos pegamos a la pared. Allí nos guarecemos.
Me arrastras hacia otra pared, donde ahora nos mojamos.

Me callas con un suspiro. Un atrevimiento cercano.

Imagina estar bebiendo, de nosotros, en aquel lago.

viernes, 19 de octubre de 2012

Nature

Un día desolador. Desolador porque aún no hay sol. Sólo nubes que cubren en su totalidad el cielo. “Nublado”, dicen.

Me acerqué temprano a las montañas. El valle estaba oscuro.
No me gustaba perderme las salidas del sol en octubre. Suelen ser más animadas que en cualquier otra época del año. Sólo mayo podría competir con octubre, pero nada más lejos de la realidad.

Porté un poncho bordado, mis botas altas, y mis pantalones de expedicionaria. No olvidé mis guantes de lana, el pañuelo rojo de mi abuela y mis orejeras. Hacía frío por las mañanas. Por ello, cogí también un termo con un poco de té y galletas integrales. Esperé.

Aquel lugar amanecía todos los años tal y como imaginaba una y otra vez. Aunque pasara el tiempo, cada año era mejor y mejor. Siempre mis aspiraciones quedaban superadas. No puedo nunca dejar de pensar en un cuadro de Friedrich que vi cuando era pequeña y que estoy segura de que él visitó estas montañas para inspirarse.

El aire es puro y algunos animalillos corren juguetones.
Una ardilla se quedó mirándome. Me hacen gracia esos animales. ¡Cómo me gustaría poder domesticar una! La llevaría en mi hombro todo el día. Excepto cuando ella quisiera bajarse, entonces la dejaría ser libre. Aunque no me gustaría que me dejara.

Un rayo de luz cruzó mi frente hasta llegar a mis ojos que se iluminaron durante un instante. Sonreí animada.
Ahora es el momento de sentir y observar cómo el mundo vuelve a nacer.

 
Hay días más especiales que otros. los nublados y lluviosos lo son. Pero sin viento, por favor.



lunes, 8 de octubre de 2012

Estrellas

¿Recuerdas las noches llenas de estrellas? Tu habías pedido un deseo cuando una estrella fugaz cruzó el cielo en un instante. Me contagiaste tu felicidad.

Es probable que no sea el más original si te digo que tienes una bonita sonrisa, pero al fin y al cabo, ¿por qué esconder tal verdad? Brilla como aquel deseo que pediste, o como aquellos muchos otros que yo también pedí.

Hay veces que abrazo a la nada. O que respiro el perfume que ya olvidé.
No soporto imaginarte tan lejos. Me llena de tristeza no recordarte todo lo bien que quiero.

Me hice prometer mantenerte cerca de mí y es justo lo que pretendo. No puedo tocarte, ni mirarte directamente a los ojos, ni besarte. No puedo envolverme en ti, ni sentir tu respiración, pero intentaré llevarte a mi lado, hasta donde tu quieras. Bella.

[Je me souviens encore de mon coeur battant très forte quand tu m'ai serrée dans tes bras]

viernes, 5 de octubre de 2012

Proceso

Miras cómo ocurre tu vida en una secuencia de flashes infinita. Un sentimiento te oprime el pecho y la sangre se torna de un color negruzco que acelera tus pulsaciones. Poco a poco, al final del proceso, se sustituirá por ira. Los dientes los aprietas unos con otros. Se entrecorta tu respiración.

Dos manchas oscuras recubren parte de tus brazos y dejas escapar un leve gruñido que sacude tu garganta. Aún no está preparada para gritar.

Las pupilas se dilatan. Te animalizas. Sientes cómo te vacías lentamente de aquellos incómodos sentimientos que condicionan tu toma de decisiones.

Pierdes equilibrio vertical. Un arco cruza tu columna vertebral.
Todo tu cuerpo se convulsiona con fuerza con cada intento de tomar una bocanada de aire que permita horrorizar a cualquiera. La musculatura se tensa.

Algo explota en tu interior. Caes al suelo rendido y abres los ojos, aún hiperventilando.
Ves que eres diferente. Más fiero.

El proceso se completa.

Sonríes irónico impulsado por una extraña confianza.
Ensalzas tus nuevas cualidades.

Te camuflas entre las sombras. Oscuro eres.

Sientes que algo has hecho mal y te regocijas de tu derrota.

lunes, 24 de septiembre de 2012

Septiembre

No recordaba apenas cómo podías sentirte al notar las ráfagas de aire en tu cara. Unas ráfagas que no pasaban frías, ni heladas, y que no arrastraban llantos ni lamentos.
El viento de aquel día, recuerdo, me calentó las mejillas y las pupilas y me hice prometer recordar aquella fecha. Era 22 de septiembre en aquel entonces y hoy es 24.
Han pasado muchos días desde que volviera a notar esa fuerza invisible en mis pómulos. A diferencia de cualquier otra, ésta era una ráfaga de aire caliente y posiblemente llevase consigo los últimos calores y resquicios del verano. No era para nada molesta. Es más, diría que era realmente placentero poder disfrutar de aquel pequeño vendaval horadando directamente sobre tu piel.

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Fugaz

Sediento, devoro recuerdos con gran dificultad.
Pienso en tus ojos, aquellos que no recuerdo haberlos mirado nunca fijamente. Son marrones, creo, pero estoy convencido de que no son de un marrón normal. Quizá asegurar que son pardos sea lo más conveniente. Me recuerda un poco más a tu lado salvaje, o a esa locura tuya que te inunda en situaciones inesperadas.
Qué peligrosa eres, tengo que reconocerlo. Tanto como las fieras de los bosques.
¿Será por eso que siempre me enseñas los dientes cuando estoy a tu lado? Estaba casi convencido de que eran sonrisas.
Tendré pues que llevar más cuidado y acariciarte despacio. Las caricias amansan a cualquier fiera, pero tú no te bastas con eso. Tú quieres algo más. Algo como un billete de ida, un libro para niños o una ardilla. Siempre quisiste tener una, ¿recuerdas?
Seguiré pensando mientras descansas sobre mi pecho. Te gustaba oirme vivir.

sábado, 8 de septiembre de 2012

Sándalo

Paseaba por tus dedos esquivando los surcos únicos de tus huellas.
Quería abarcarte y tenía la sensación de no poder hacerlo más.
El corazón se agitaba y mis ojos se cerraban.

Mil estrellas espléndidas surcaban el cielo punteado.
Todo estaba acompasado por una melodiosa respiración.
Incluso tus parpados parecían nerviosos.

Brillaban ilusiones y emociones varias.
Sándalo es el olor con el que me mirabas.
Ni el alcohol, ni los humos, ni nada de nada

martes, 28 de agosto de 2012

Miradas de soslayo


Los ojos son una de nuestras mayores armas sensoriales.
Me gustan, por su variedad cromática y morfológica. Por que podemos encontrarlos decorados, abiertos o cerrados, y porque son, como dicen, “el espejo del alma”

Conforman el primer acercamiento con una persona
Esa mirada de desconocimiento y ese sentimiento revelador que te hace volver la cabeza para observar de nuevo. O esa mirada intuitiva que busca ahondar en el observado. Esa mirada furtiva que es capaz de estremecer a los más duros interiores. O esa mirada sostenida que pide a gritos ese tan deseado acercamiento en la intimidad.

Los ojos son, a su vez, egoístas selectivos. Caprichosos también, si pudiéramos ser más explícitos.
No miran a cualquiera. Eligen a quien les gusta mirar, quien les llama la atención, ya sea por extravagancia, belleza, rareza, enternecedoras escenas o fealdades.

Y es aquí cuando la conexión que siempre queda establecida entre nuestros ojos y nuestro consciente más consciente consigue el papel preponderante. 
Protagonistas de nuestras acciones son los ojos, quienes nos impulsan a relacionarnos con las personas más bellas que encontramos. Ese ímpetu de conocer, de saber y ver qué es lo que hay más allá de los ojos de aquellas hermosas personas.

Los ojos son, sin duda, lo más superficial que tenemos. Nunca podrán observar lo bella que es, interiormente una persona, aquello lo percibirá la mente y el corazón en una rara interrelación. 
Pese a lo increíbles que pueden ser algunos ojos, la posibilidad de confundirnos siempre va a estar presente y, peligroso es, que permitamos ese lujo de engañarnos dejando ver simplemente a las personas a través de sus ojos. Seres pétreos seremos.


sábado, 14 de julio de 2012

Entre libélulas


La sencillez con la que vivimos un día a día que promete ser igual de banal y monótono que el mismo día de ayer, pero que será totalmente diferente a la innovación y al cambio del mañana me obliga a replantearme varias veces si los momentos de impás en los que me encuentro sólo ante la inmensidad, no son si no premios que me otorgo inconscientemente y que los saboreo todo los conscientemente posible para recordarlos de forma íntegra.

Y me refiero a la inmensidad de los campos verdes que abundan e inundan aquella tierra seca que en verano el agua transforma y reconvierte.
El leve caudal del Segura es el eje vertebrador de la vida de éstos, contando con varias acequias que canalizan eficientemente el agua para cubrir de agua los brotes sembrados por las propias manos de los agricultores en varios jornales.
En cuestión de semanas, el color de la esperanza se hace fehaciente en todos los bancales y terrenos cultivables. Las primeras espigas de los campos de arroz saldrán la próxima semana, a finales de Julio.

Insectos desde pequeñas arañas que aprovechan cualquier rincón para mostrar sus artes con la arquitectura, hasta libélulas azules, rojas y amarillas que permanecen en los márgenes de los caminos moviéndose nerviosas. Los pájaros revolotean y aprovechan las fuertes corrientes de aire fresco que mecen las espigas y se hacen oír entre los zumbidos y silvidos del viento que ondean aquellos campos tan familiares.

Es tan súmamente indescriptible sentir el barro en tus pies y girarte completamente para no dejar de ver un inmenso océano verdeante, característico por sus olores y sonidos, pero único por la pureza que respiras en los días más calurosos del verano.

 

domingo, 24 de junio de 2012

Metilo

Me resulta insignificante llegar a pensar en la falta de todo. El pesimismo crónico y absoluto que nos asola cuando creemos que estamos más que acabados y que nuestra vida debería pasar a un segundo plano para sustituir a unos leves cortes que dejarán que la sangre brote de ellos mermando nuestras funciones vitales.

No excuso a nadie, ni siquiera a mi mismo, de alguna situación parecida que pueda incordiarnos de tal forma que reducirnos a la miseria y a lo inmundo sea la mejor solución posible para las personas, o en el peor de los casos, la única solución.

Te recuerdo sin remedio. Es un sentimiento involuntario que me hace estar en paz y sonreir confidencias a la naturaleza.
No es fácil olvidar tus ojos. Pero es algo que me alegra y que se mezcla con las ganas inmensas que tengo de verte en momentos cruciales. Sin duda, harías de ellos, algo memorable. Serían aún más mágicos, porque la magia necesita de una mano y una mente ilustradora, y tú me ilustras y me iluminas con tus facciones de alegría, tensión, júbilo y arrepentimiento.

Estoy tranquilo y sé que tú lo estarás.
Me gusta ver los estragos del tiempo. Te imponen con tanta claridad el escaso poder de tu memoria para sorprenderte cualquier día con aquella sonrisa idealizada que habías perdido entre tus recuerdos.

Mientras hacemos lo posible por olvidar nuestras derrotas, seguimos empeñados en hacer recordar la más grande de las glorias.




sábado, 9 de junio de 2012

Perdidos


Viajamos con lo justo, y nunca permaneciendo más de una semana en el mismo lugar.

Desde el principio quisimos ver mundo, traspasar nuestros horizontes y limitar nuestro aguante. Nuestra historia era una prueba de fuego.

Hacía meses que perdimos la ilusión y la esperanza por nuestro viaje. Cada paso que dábamos quedaba ensombrecido por nuestro mudo silencio y nuestras miradas serenas.
El tiempo nos había demacrado, destrozado hasta el punto de olvidar quienes éramos, qué buscábamos.

Los paisajes, páramos olvidados, derritieron nuestras ideas, la inagotable paciencia. Envejecimos a la interperie y nos hicimos inmunes a los calores, lluvias y humedades. Resistíamos como héroes.

Nuestra relación era distante. Podíamos pasar días enteros sin hablar, sólo intercambiando miradas disimuladas que no decían nada. Sólo obsevaban.

Nos necesitábamos. Dependíamos de la sombra del otro para sobrevivir.
Cuando ha tenido hambre, le he dejado comer de mi plato, y cuando yo gemía y temblaba por las noches, ella me apaciguaba con su suave voz y un beso en la mejilla.
Aunque no había ni amor, ni siquiera afecto en aquellos besos. Sólo deseo de que callara.

Las pocas sonrisas que nos intercambiamos fueron ciertamente forzadas. Poco después,volvíamos la vista al firmamento, sin querer saber del otro hasta que volviéramos a necesitarnos.

Volamos sin alas, y recorrimos, castigados, las marcas del pasado.

El 27 de octubre de 1976 me desplomé inerte sobre la arena de un inhóspito desierto. Se giró impasible, pensando lo miserable que era. Me empujó con el pie duna abajo, abandonándome en medio de ninguna parte. Ni siquiera lloró esa noche. Tampoco yo lo hubiera hecho.

Sabía que no le quedaba mucho más tiempo. Tan sólo tuvo que esperar dos días. Murió en silencio, dejándose caer en el abismo de sus sueños.




viernes, 1 de junio de 2012

Mantis


Silbando anuncian su llegada las ráfagas de aire que azotan mis vistas y mi cabeza. 
Los árboles se tambalean. También lo hacen mis pensamientos, que recurren a tus ojos demasiado a menudo, en pos de encontrar algún tipo algo.
Y es que el viento no sólo me trae sin cuidado, también me trae tu olor y tus recuerdos, y me embriaga y embelesa con deseos.

Por supuesto, yo me mantengo indemne a lo que me pueda pasar, y mi invulnerabilidad funcionará siempre que yo así lo desee. Pero el problema viene cuando quiero ser vulnerable, cuando me abandono y dejo que preguntas peligrosas e infinidad de preguntas condicionales, circulen por mi mente.
Sí, como una especie de flujo así, muy oscuro, que pretende rebuscar en mi interior y sacar cosas que tengo bien guardadas.

Entonces pasamos a un plano más personal donde yo gano por mayoría absoluta, el óscar al mejor papel protagonista. Un papel que conozco muy bien y que me absorbe rápidamente.

Son aquellos días en los que se me da bien disimular y en los que después sonrío pensando si habré sido un actor demasiado malo.
Intento siempre llevar una gabardina y un sombrero, vamos, creo que en cierto modo me proporcionan cierta profesionalidad en el mundo de la interpretación y jugar así, con una mínima ventaja, no me viene nada mal.

De momento el éxito me inunda. Quizá, algún día, sea un genio descreído que perdió todo lo que tenía, simplemente, por ser descubierto.
Sería libre. Sería maravilloso.





viernes, 25 de mayo de 2012

Residual


Hoy tengo ganas de ser irónico, de embargar alguna que otra vida.
Reirme de los complejos, de los tacones, el maquillaje, las gafas antiguas y los sudores de gimnasio; de los prejuicios, de las camisetas ajustadas, de los peinados modernos, los cuchicheos y los probadores rebosantes de indecisiones vestidas; de la hipocresía, de los ajustes, reformas o recortes, de los paracetamoles diarios, de la abundante falta de tiempo y la escasez de horas de redes sociales; reirme de los adultos, que creen que no sabemos nada; de los jóvenes, que creen lo saben todo; de los niños, que cada día aprenden algo. ¡Qué casualidad, al igual que los adultos y los jóvenes!, ¿no será que tendremos cierto parentesco mental?

Me gustan las preocupaciones contemporáneas. Las inquietudes de los adolescentes. Ropa, música, colaboración social, diversiones, alcohol, estudio, cuerpo escultórico, mínimo esfuerzo. ¿Dónde quedan las aspiraciones personales? Desde luego, lejos de un banco de pesas o de una bicicleta estática quedan.

La energía que los jóvenes tenemos se nos va a ir yendo conforme crezcamos y, sin embargo, ahí seguimos, parados, en nuestro mundo telemático y de visiones borrosas que los polvos nos crean. Dormimos por la mañana y vivimos por la noche. Comemos a mesa puesta, pero no nos preocupamos por mucho más.

Tengo ganas de ver cómo el mundo puede ir cambiando, y cómo las aspiraciones personales se van cumpliendo. Tengo ganas de ver cómo las decisiones se toman, y cómo las preocupaciones, con excelencia se resuelven. Necesito ver cómo las quejas de la sociedad se revierten en un compromiso de la misma por mejorar, pues ¡qué sencillo nos parece hablar!, pero ¡qué dificil nos resulta actuar!
Yo no me libro de este montón de mundo, pero no puedo ser muy objetivo conmigo mismo, soy hombre, y en tanto a eso, cierto egoísimo me inunda.

Debemos reinventar este mundo que se nos antoja, feo, injusto y residual.



jueves, 17 de mayo de 2012

Soporífero


No será que en las noches de lunas grandes no te miro con los ojos bien abiertos, pues me impresiona tu figura y tu anatomía idealizada y comparada como si fueras una musa casta y atrapada en algún frío recoveco de un jardín del Olimpo. 

Aunque a veces despistado, de ti nunca pierdo detalle. No me gustaría dejar pasar un nuevo movimiento que no te haya visto antes hacer, lo que podría sumirme en una especie de obsesión obsesiva por observarte hasta que volvieras a repetir el mismo movimiento y con la misma elegancia que la vez anterior y registrarlo en la mente para recordarlo cada vez que me lo proponga.


Sin duda sería algo que me ocuparía un tiempo precioso, casi tanto como tu aromático pelo, o como tus deliciosos e inquietos labios rojos, pero no puedo permitirme ser tan dejado de tu persona e ignorar tantos movimientos de ballet que en tantas ocasiones han guardado mis retinas.

Tu maldad escondida en tu risa no me importa, ni tampoco los dos ojos que siempre nos observan, mas cuando los astros brillan y el día me agota, el sueño es dueño y se apodera enteramente de mi persona.
No te preocupes, bailarina, por mi respirar lento y pausado o mis ojos cerrados. Simplemente no quiero verte, contigo quiero seguir soñando.


viernes, 11 de mayo de 2012

Equilibrio

El equilibrio me permite no caer. O bien, si mi vida no pende de un hilo, el equilibrio me hace estar en paz conmigo mismo.

Lo dicho, equilibrio
.






Al menos hasta los días más cálidos

lunes, 30 de abril de 2012

Bruma


Una mirada a un horizonte verdoso y arbolado.
Las montañas se alzaban oscuras a un lado,
Un río que transcurría lento de vida andaba abarrotado.

La humedad enfriaba mis sentidos, respiraba profundamente y notaba cómo las gotas de lluvia condensadas entraban en mi cuerpo. Las vistas desde aquí eran maravillosas.
Las nubes estaban bajas. Tapaban la lejanía, ocultaban las montañas como si del mismísimo Everest se tratara. Se movían despacio, no muy nítidas, y daban esa sensación de bruma o de efectos especiales en un teatro cuando se intenta causar temor en un cementerio tenebroso. Eran como volcanes caldeantes, pero el frío, y no el fuego, era el elemento reinante.

Me asomé al pico más alto. La espesura atmosférica cubría el suelo.
Yo temía caer a aquel blanco vacío, o pensaba rebotar y amortiguar mi caída, quizá algún ángel me sostuviera, o en algún pájaro cayera pero ganas me dieron de cerrar los ojos y descender hasta donde Dios me lo permitiera.




jueves, 26 de abril de 2012

Miradas indiscretas


-¡Claro que me resulta abusivo! ¿A ti no?
-Pues no.
-No lo entiendo, ¿no dijiste que el disimulo es una ciencia que pronto desaparecería?
-Sí, pero estamos hablando de mirar a una persona cuando pasa a tu lado, no de hacer señas estúpidas al espectador mientras un periodista informa del tiempo atmosférico con rachas de hasta 80 km/h.
-¿Y qué es lo que propones entonces?
-¿Yo? ¡Si eres tú la que se ha ofendido!
-¡Pero si se paró en medio de la calle y abrió los ojos y no pestañeó hasta que le escocieron las retinas!
-Venga, no seas exagerada, si sólo le miró de refilón.
-Claro, por eso sabía el color de la ropa interior que llevaba.
-¿Ves? Sólo te fijas en detalles banales e insignificantes.
-Le faltó babear, ponerse una correa imaginaria y empezar a ladrar y a restregarse en su pierna.
-Hubiera sido muy gracioso, la verdad. Lo estoy viendo ahora mismo a la perfección.
-No seas tan irónico, anda.
-Y tú no seas tan supérflua, que no es para tanto.
-Le miró todo el culo.
-Sí, ¿pero de qué le sirvió? Las cosas esenciales no se pueden ver.
-Tú y tus tópicos estelares.
-¿Sabes qué?
-Dispara.
-La verdad es que el color crema del tanga que llevaba era realmente bonito.
-¿Qué? ¡Tú también!.
-Yo sí que no miré de refilón.
-Capullo insolente.
-¿Y lo sexi que te pones cuando te indignas?
-Tu aire de autosuficiencia es incluso más fuerte que tu ego, chaval.
-Ya, por eso no puedes dejar de mirarme.
-Ni tú tampoco a mí.
-¿Ahora sonríes con malicia? Qué malo es conocerse.
-Ay querido, si sólo fuera eso.



martes, 17 de abril de 2012

Requiem


Esa sensación.

Una vez más me tortura con sus garras heladas hasta hacerme enmudecer.
Sientes frío, un frío incómodo, un frío desolador que te deja en nada, que te atormenta, porque tu cabeza, coherencia no encuentra, no encuentra sentido a las palabras, busca salidas o explicaciones, busca, simplemente, expresiones, pero todas ellas se acallan en los labios y en los ojos.

La sal baña tus mejillas y tus pómulos permanecen cerrados. Tu cuerpo se desgana, se abandona poco a poco, te azota con graves temblores y el frío que antes sentías se derrite en tu espalda en un calor volcánico.

Te sientes pequeño, cansado…

En el mejor de los casos, ni siquiera te sientes.

viernes, 13 de abril de 2012

Resistencia


Las llanuras oscuras de mi fiel solemnidad, se retuercen y me abandonan. Me dejan en un estado moribundo y debilitado. Derrotado. 

Mi resistencia, se agota, o empieza, pero es algo que no sé si ahora mismo es algo que pueda saber.
La noche sabe a salado y entre un mar y la música, mis ojos enrojecen.
Las preguntas me abarrotan, me abordan y no sé cómo defenderme. En combate perdí mi espada, o por petición, la regalé, pero sin ella, libre e inofensivo me vuelvo.

No son bosques lo que en la lejanía diviso, no son montes, ni pantanos. Me acerco a los páramos. Ellos me comprenderán, ellos me tragarán y me olvidarán, y pasaré ante mi desgracia indemne, pues satisfecho quedaré de mi penitencia.
Olvidaré el mapa y las provisiones a bordo, a fin de aguantar y aquí permanecer.

A la espera quedaré, de saber si bien podré mantenerme, pero caer en la desventura, hará que fuertemente quede espacio para juzgarme, y allí seré yo el inclemente.


lunes, 9 de abril de 2012

Como quieras


Me levantaba dolorido, aún golpeado por las lágrimas que me colgaban de las mejillas. Devastado, alcé la mirada. Una mirada de angustia y seguridad. Una mirada vieja y débil, pero ante todo, una mirada segura. Apretaba las manos. La boca rehuyó mis palabras en un par de ocasiones. Me costaba coger aire, la atmósfera era densa y pesada. Tome aliento, mientras observaba el asombro en sus ojos profundos.
Apreté los puños. Noté cómo mis uñas se clavaban en la carne y cómo la desgarraban.

-Puedes llamarme caprichoso. Caprichoso por haber querido mantener mi promesa de poseerte durante tantos años, pese a que me diste razones suficientes para dejar de seguir tus pasos. Ingenuo por no pensar en la maldad que tú y tantas otras me dísteis a cambio de sonrisas de complicidad y noches de placer mal pagado. Imbécil por querer arreglar mis problemas en tugurios, con mala bebida llena de arrepentimientos, sudores fríos de insomnio y camisas sin planchar. Iluso por ver a través de tus ojos la autenticidad de nuestros besos, la belleza en nuestros ojos, la verdad de nuestras palabras, todas falsas. Exigente por obligarme, cada uno de los días en que mi mala consciencia se apoderó de mi, a seguir convenciéndome de lo buena que, en todos los tiempos pasados, presentes y futuros, serías para mí. Olvidé el subjuntivo. Insistente por nunca querer creer que nuestras vidas se cruzaron sin hacer ruído, que entre ellas explosionaron átomos y partículas en millones de minúsculos fragmentos. Mentiroso por decir que mi paciencia sería infinita por ti, y que mis lágrimas no bañaran mis mejillas si no es por tu escandalosa figura. Puedes… puedes humillarme, puedes pisotearme, puedes insultarme, pegarme, rebajarme. Pero lo que nunca consentiré que me digas será “cobarde”. Porque un cobarde desistiría y abandonaría. Huiría y engañaría. Tendría miedo, temor, traicionaría y mentiría. Un cobarde recorrería países, cambiaría su aspecto y sus formas, empezaría a fumar o lo dejaría, en un afán de querer esconder los indicios de su cobardía. Un cobarde no es capaz de mantener una mirada, no es capaz de alzar la voz estando en desventaja, ni tampoco de evitar que otros se aprovechen de su ingenuidad. Un cobarde observaría las circunstancias, pero nunca participaría en ellas. Las memorizaría y durante décadas las olvidaría. A fin de borrar su oscuro y avergonzante pasado.

Si me quitas la valentía, me quitas la vida. Y si me quitas la vida, nunca podré enfrentarme a ella. Me estancaría y lentamente provocarías mi agonía hasta morir.
El sufrimiento es humano. Desearlo, no lo es.
Si aún con todo esto te consintiera dar un paso más al frente, me dispararía a mí mismo, pero creo que no estoy en condiciones de negociar. Por eso, hoy, acabaremos antes que de costumbre. Antes de lo que nunca hubiera imaginado.

Cuando regresé a aquella fábrica silencié mi pasos.
Aún me pareció escuchar el eco de esos dos disparos. El olor a pólvora, impregnado en esos dos muertos.



martes, 3 de abril de 2012

Ballare


Aprieta los ojos lo más fuerte posible. No quiere aún ver nada.
Imagina las veces que ha hecho lo que está a punto de hacer, recuerda las horas de práctica, los esguinces, las lágrimas de dolor.

Se siente preparada.
Alarga los brazos. Los mueve con delicadeza. Pliega sus rodillas. Estira su pierna izquierda y relaja las manos.

Toca su frente con el dedo índice y lo hace recorrer todo su rostro. Se entretiene en los labios de sabor carmín. Sigue acariciando su cuello blanco, su pecho escondido, hasta terminar en su vientre.

Un grito exterior acelera su corazón. Cada vez conoce mejor cómo acaba la pieza que está sonando.

La respiración la controla, pese a todo ello, a la perfección. La practicó durante meses.
La utiliza con cuidado. El oxígeno es lo que le permite moverse, saltar y emocionar.

Respira una última vez, como si fuera a ser todo el oxígeno que necesitara para salvarse del naufragio de un galeón, como si fuera a ser  la última vez que el oxígeno se mezcla con aquel perfume de fantasía, como si fuera la única vez que respirara.

El silencio deja entreveer su extraña calma.
Hay aplausos que lo interrumpen.

Ella anda bien erguida, imponiendo la belleza de su andar.
Sigue aún con los ojos cerrados. Sabe cuántos pasos ha de dar hasta colocarse en posición.

Suena la música. Huele a maquillaje.
Los ojos se le abren. El teatro está rebosante.

Su cuerpo se mueve lentamente. Sus pies le obedecen.
Empieza la función.

martes, 27 de marzo de 2012

Sombras que muerden


Pues claro que me desconcierta.
Me desconierta siempre, y no sé por qué.

Es normal. Es una chica normal, con su pelo, sus ojos, sus dos piernas y sus dos brazos.
Sencilla, como tantas otras y amable, como otras muchas.

No puedo aguantarlo.
A veces la miro furioso y después espero algo de serenidad y compasión que venga de alguna parte de dentro de mi cuerpo. Pero nada, acabo encontrándome yo, con mi yo más confuso y haciéndonos compañía a ambos, mi yo más idiota.

¿Qué tiene?
Nada, si la cosa es que no tiene absolutamente nada.

Qué mentiroso eres.
Mi yo que miente sabe hacer bien su trabajo, pero mi yo razonable sabe cuál es la auténtica verdad.

¿Qué pasa si no te miro cuando me cruce contigo?
¿Qué pasa si decido evitarte como tantas veces he hecho?
¿Por qué? Por el miedo a hablarte, a saludarte, a tener una conversación corriente contigo. Una conversación de amigos. Entre amigos. Donde contarnos cómo nos va yendo la vida, dónde hemos estado este último fin de semana y el trabajo que tenemos que entregar para el próximo viernes. ¿Ves? ¿Fácil? Pues no, nada de eso.

Te seguiré. Te seguiré de cerca y te observaré. Conozco tus gestos, tus movimientos.
Cómo te recoges el pelo cuando lees, cómo pasas frío cuando el viento te azota, cómo utilizas siempre la pierna izquierda para cruzar un paso de peatones.

No puedes escapar. Tampoco yo te dejaré.
Pero cuando esté ante ti, sabré, que otra vez me he vuelto a equivocar y balbucearé preguntas azarosas e improvisadas hasta librarme de tus garras que me oprimen.

Sólo después de haber huído pienso que...



lunes, 19 de marzo de 2012

Viator


Atrás dejamos aquellos portones de madera vieja y hierros oxidados que protegían la ciudadela por su parte norte.
Eché un vistazo para despedir la hospitalidad que recibimos y me fijé en lo hinchada que me pareció la muralla. “Fue una buena fortaleza en su momento”. Pensé.

Retomamos el rumbo.
Yo, con mi útiles, maderas y lienzos. Ella con su agradable sonrisa y con el aprovisionamiento.
Una inscripción en un pequeño pilar nos mostró nuestro nuevo destino. Apenas quedaría a 3 noches de aquí. Sabíamos que podíamos hacer parada en una de las 4 tabernas que aparecían a la orilla del camino y eso nos daba cierta seguridad.

Los pies nos dolían.
Nos gustaba nuestra vida, aunque siempre fuera dura.
A medio día hicimos una parada. Ella se acercó a un manzano y recogió un poco de fruta para la comida. Mientras, me dispuse a preparar un nuevo marco de madera a partir de una sólida rama que había partida en el camino.
En una hora ya lo tenía listo, y ese mismo día comimos queso y pan de ayer, y cerezas. Todo un lujo en comparación con otros días, que ni siquiera comíamos, ya fuera por falta de hambre o de comida.

El cielo era azul. Un azul claro manchado por algunas blancas nubes.
Se notaba que el tiempo iba yendo cada vez a peor, pero aún disfrutábamos de buenas temperaturas.

Subimos una colina. El viento soplaba tímidamente.
La miré interesado. Ella entornaba los ojos y se recogía el pelo para que no le golpeara en la cara. Tenía una flor azul entre su cabello a modo de tocado. Me gustó verla así.

Saque mis lienzos, seleccioné mis pinceles y mis colores. Pedí que no se moviera. Ella lo hizo encantada.
Mi mano se movía ágilmente pintando los rojos que se tornaban en el cielo. Su vestido blanco.
Cambié de pincel, su fina silueta no merecía un trazado tan grueso.
Dibujé un hombre a su lado. Alto, con pelo largo y con camisa abierta y desgastada. Él sonreía a su lado.

Tal y como hago yo, al recibir tus cartas secretas.


jueves, 15 de marzo de 2012

Vainilla


Estoy tirado en la cama, apoyado en un cojín algo más grande que mi cabeza. Conozco aquel lugar a la perfección desde hace poco. Una mezcla oriental y hippie, con algunos detalles de animales y de piso universitario. Menos por el orden, en eso no se parece en nada a un piso universitario.
Me asomo a la ventana, aquella que nos da las mejores vistas de toda la ciudad, donde un manto de pequeñas luciérnagas iluminan las calles y los comercios. Los faros de los coches se mueven lentos y tímidos y la luna acaba de salir de una densa nube.

-Está llena la luna esta noche. Musito.

Y ella me regala una sonrisa de las que tanto me gustan. Está ocupada, intenta sorprenderme con una buena cena y yo me río de su cuidado en silencio. Intento ponerla nerviosa. La abrazo por detrás, huelo su pálido cuello y la beso en la mejilla. Ella protesta:

 -Así es imposible hacer la cena. Si no quieres que cenemos y hagamos otra cosa, puedes decírmelo. Dice insinuante

Se ha revuelto y me ha pillado desprevenido, ahora estamos el uno con el otro, frente a frente y lo peor es que me tiene el cuello rodeado con su brazos. No puedo escapar.

 –Ahora qué, ¿me vas a dejar hacer la cena?.

Odio cuando me mira así, levantando las cejas,  no puedo hacer nada y ya sabe cómo controlarme. Intento contraatacar.

–Que sepas que tengo mejores expectativas de la cena que de ti esta noche, así que, bonica, se te va a pegar la pasta.

Estamos más cerca que antes, nos rozamos tímidamente con la nariz.

–¿Sí? susurra sonriente.
– Sí. Alcanzo a decir.

Nos vamos a besar, nuestros labios casi se tocan entre sí, cierro los ojos, respiro lentamente.

-Pues tienes razón. Dice separándose de golpe. –Será mejor que siga con la pasta, acabará pegándose.

La miro enfadado, ella me mira divertida. Me guiña un ojo y me saca la lengua.
Vuelvo a tirarme en la cama y la observo  Me gusta su espalda. Me gusta su pelo.




martes, 6 de marzo de 2012

Percepciones VII


Bienvenidos todos a marzo.

Nuestro mes primaveral.
Lluvioso, según algún que otro refrán.

Comienzan las floraciones de almendros y los campos se tornarán rosados y blancos.
Ceremonias religiosas, allá por sus finales, tendrán lugar en las ciudades, donde la antigüedad, el respeto, la humildad, el rezo y la esperanza serán los protagonistas de aquellas procesiones.

Os pondré esta vez, una frase Nietzsche que me dio mucho que pensar cuando la vi. Al menos fue la primera vez que pensé así en la esperanza:

La esperanza es el peor de todos los males, pues prolonga el tormento de los hombres


Como siempre, decir, que este es un espacio donde prima la palabra o la opinión sobre cualquier otra cosa. Donde no hay necios, ni sabios.
Cualquier momento que os recuerde, lo que os pueda suscitar, lo que queráis comentar, sois libres de hacerlo.

Estaré encantado de escuchar vuestros interiores.


viernes, 24 de febrero de 2012

Miel


-Deja de hablar y mírame.
Parecía estúpido diciendo todas esas cosas inteligentes y maduras que él solía decir y que yo detestaba que dijera. -Escucha un segundo.
-¿Qué?
-Silencio, no lo oyes.
-No sé  que es lo que…
Cerré su boca con un suave movimiento de mi índice y con la mejor de mis miradas persuasivas.
-¿Lo sientes?


domingo, 19 de febrero de 2012

Ideal

La belleza es una sensación que despierta nuestro interés y agudiza nuestros sentidos.

Estamos en armonía con nosotros mismos cuando dos colores se complementan a la perfección, o cuando la linea de un edificio se curva en un giro de 140º para describir un óvalo sensacional, o cuando vemos el naranja otoñal, el blanco invernal, o el verde primaveral reflejados en parajes y paisajes arbolados.

Bello es aquello que nos deslumbra por las características que tiene. Y no debemos diferenciar la belleza entre hombres y mujeres, pues ¿por qué no puede un hombre ver bello a otro hombre, o una mujer a otra mujer, sin ser juzgado como tal?.
Lo hermoso, hermoso es, y los seres humanos sabemos distinguirlo y apreciarlo, aunque nuestros prejuicios impiden reconocerlo.

Nosotros somos más exquisitos, y los prejuicios nos abordan en cada esquina. El valor de la estética siempre ha ido acompañando a la humanidad desde sus tiempos más remotos, ya sea para mostrar lo que no se es, presumiendo de un estatus que quizá ni te merecieras o simplemente para despertar las envidias de las gentes.

La belleza se transfigura. Quien tiene dinero puede hacerse más hermoso, ¿cómo?, mayores cuidados de la piel, perfumes idílicos, vestidos de seda oriental o trajes de político, relojes brillantes, peinados extravagantes y maquillajes irreales que encubren personas mucho más sencillas y normales de lo que aparentan. ¿Es esta la belleza que valoramos?.

Se preferiría ser hermoso antes que ser bueno, pero, por otra parte, nadie está más dispuesto a  admitir que  es mejor ser bueno que feo.


sábado, 11 de febrero de 2012

Percepciones VI

Daré la bienvenida, con un poco de retraso al mes de los enamorados y de los años bisiestos. Sé que a muchos os gustará febrero, en parte, es un mes mágico y quizá exentando lo comercial del asunto también hay que tener en cuenta que febrero nos abre las puertas a la primavera y es quien nos deja aquellas dulces y deliciosas fresas.
Aquí os dejo la frase que he elegido para este corto mes de febrero:

"El paraíso está donde lo hagas"

Como siempre, este es un espacio donde prima la palabra o la opinión sobre cualquier otra cosa, donde no hay necios, ni sabios.
Cualquier cosa o sensación que os recuerde, lo que os pueda suscitar, lo que queráis comentar, sois libre de hacerlo.

Estaré encantado de escuchar vuestros interiores.




lunes, 6 de febrero de 2012

Siberia


Vienes de lejos sí, pero pasará tiempo hasta que te olvidemos.

Has traído de tan heladas e inhóspitas estepas el susurro más frío que antes había escuchado. Ninguno de nosotros pensaba, que después de un invierno estival marcado por un sol que quemaba, vendría tal estado social de hibernación que nos ha dejado traspuestos.
No veía a deambulantes perdidos, ni a gente por las calles más desoladas que de costumbre. El viento, huracanado, parecía que iba cogiendo fuerza conforme el tiempo pasaba y yo temía por que algo o alguien saliera aquella tarde volando demasiado pronto hacia el cielo.
Los árboles, con dolores en las cervicales han amanecido más borrachos que nunca, y los resquicios de un ligero vendaval se notaban en la ciudad. El viento había terminado de arrancar las pocas hojas que aún permanecían en los árboles de aquel relajante paseo y cubría de un rojo castaño los adoquines apagados de una de mis vías de escape diarias.
Una ráfaga de aire mezclaba los cabellos de dos chicas, uno castaño, perteneciente a una chica muy guapa de ojos verdes, el otro, más oscuro, era el de su compañera. La misma ráfaga tiró el elegante sombrero de una anciana que prefirió presumir de una ajada belleza antes que buscar una solución ante el viento recurrente.

La presencia de Siberia estos días me ha permitido mantener la cabeza bien fría, y ante el descontento general por parte de mucha gente, la verdad, un invierno caluroso puede pasar, pero sin frío sí que no. 
¿Qué sería entonces de nosotros en verano?



Mientras sea el viento del norte el que sople, las cosas irán bien, no habrá de qué preocuparse.

miércoles, 25 de enero de 2012

Varado

Por orgullo pensé, que no seré quién quede en silencio y parado ante esta situación de desconcierto y desagrado, que sin duda aquí me ha dejado varado.
Sin rumbo estoy, hace millas que lo perdí, ni los vientos ni mi brújula, alados o de marfíl atraen el delicioso recuerdo de mundos y momentos sin fin.

Abandonado a mi suerte y consciente de mi mismo, con esperanza de muerte y perdido en el abismo, pienso en aquellos soñadores viajes, repletos de luz y de heroísmo.
Reconociendo mi derrota, y no refrenando mi amargura, libero esa idea que a mi cabeza embota, de dulce sangre y de locura, que violenta de ella brota

Aquella voz de eco, que por decir no calla, y por callar apenas llego, a decidir batallas de sencilla lucha y dificil hecho.
Me remite a mis días de hombre mudo y siniestro, que sin duda o miramiento, su mente retorcía en torturas de poco entendimiento.

No se si es lo correcto, pero es así como me siento, cuando un hueco lento o un gran agujero que se crecen y se agrandan en tu cuerpo débil y muerto.

Porque las noches nunca pasan en vano, pero cuando el estómago se encoge y se hace enano, y sin respirar pretendes levitar…
Es ahí donde te paran, a las puertas de un cielo insaciable y deseado, que luz y amor emana hasta que no llegas a él, pobre descarriado.

Ahí te dejan, en la orilla, solo, varado.













jueves, 12 de enero de 2012

Percepciones V

Las Navidades pasan con rapidez y acabamos de entrar en un año nuevo, un año lleno de sorpresas y de misterios.
2012 albergará una cita olímpica, un posible fin de nuestros días e incluso los resultados ojalá que positivos de mi primer año de carrera entre otras muchas cosas.

Enero es un mes frío, aunque para mí está siendo más bien caluroso y además es el mes donde siempre todos decimos habernos portado bien.
No puedo faltar a mi cita mensual y, por eso, aquí os dejo la frase que he elegido para enero:

“La grandeza de un hombre se mide por el poder de sus adversarios”

Como siempre, decir, que este es un espacio donde prima la palabra o la opinión sobre cualquier otra cosa, donde no hay necios, ni sabios.
Cualquier cosa a la que os recuerde, lo que os pueda suscitar, lo que queráis comentar, sois libres de hacerlo.



jueves, 5 de enero de 2012

Artes


Me gusta pensar cuando se me hiela el cerebro al inyectarle de golpe un chorro de agua fría, y ver cómo se relaja cuando hago que un chorro de agua caliente caiga directamente sobre él. Las duchas son verdaderos espacios de reflexión y sé utilizarlos bastante bien.

Pensé primero en cómo conceptualizamos las cosas.
Consideramos, por ejemplo, cultura, a todos aquellos conocimientos que adquirimos y  que nos enriquecen sabiamente. Sin embargo, posiblemente consideremos más culta a una persona que sepa de libros a una que sepa de tangentes.

Sí, ante todo nuestra mente tiene cierta tendencia helenística, en la que la armonía, las artes y las letras suponen la verdadera sabiduría. Pintura, Escultura, Literatura,
Arquitectura, Música, Danza y nuestro reciente Cine, no necesitamos mucho más.

Estas son las artes que tocan nuestras emociones y ahondan en nuestro interior. Y son tan traicioneros los estados del alma que nos azotan hasta provocar aquella impresión de lo imposible, tristeza de lágrimas o el reconocimiento de la perfección; la sonrisa de la alegría, el desconcierto de lo incierto o el poder de la  imaginación; la pena de un lamento, la nostalgia de un momento, grandes o pequeños sentimientos e ilusiones o visiones de amor.

Por eso seguimos sumisos ante aquellos sabios maestros que nos controlan a su gusto, salvándonos de un mundo que nos deja desnudos y que engaña y que nos muestran en sólo apariencias.

Guiadme por donde vosotros estimeis, no creo que sea capaz de dejar de seguiros.
A las artes me ofrezco, a las artes me abandono.