Ahora mismo hay dos opciones:
Me gustan los retos…
Ahora mismo hay dos opciones:
Me gustan los retos…
Suena el despertador, todo esto se traduce al siguiente postulado:
“Todo cuerpo sometido a un sonido incesante a altas horas de la madrugada reacciona de forma proporcional a la suma de las horas que le hubiera gustado dormir”
Me senté en la cama y me incorporé, tanteé con los pies las zapatillas y como no las encontraba avancé un poco, casualidad la mía que estaba por ahí cerca el maletín que, agotado, dejé la noche anterior, lo que se traduce como:
Dos arpadas de agua en la cara, mirando extrañamente el espejo y hacia el armario a vestirse. Iba a ponerme una camisa y claro no sabía ni lo que estaba pensando cuando me encontré que empecé a abotonarla desde más arriba de lo que en realidad era, con lo que esto se resume en otro sencillo postulado:,
“Todo cuerpo despistado que piensa en cualquier cosa menos en la que tiene que pensar, experimenta un error de percepción en su camisa directamente proporcional a las horas de sueño dormidas esa misma noche”
A esto, ya vestido y con la taza de café en la mano y con el periódico medio abierto en la otra, viendo sin dar credibilidad a un anuncio de “Se vende cáctus, buen estado, pinchas firmes y puntiagudas, florece dos veces al año, negociar con comprador (obviamente, no lo iba a hacer con la plancha), no aceptamos tarjetas de crédito…” En ese momento creo que desconecté de mi vida y me plantee no una, si no dos veces seguir viviendo, (por eso suelo hacer caso a lo que pienso en tercer lugar) y fui a darle un sorbo al café, con la mala fortuna que en el movimiento involuntario de apartar la taza de mi lengua ardiente derramé el café sobre la camisa. Lo que se deriva en la siguiente ley.
No os contaré pues en qué otra cosa derivaría esto otro, porque vamos, creo que sois lo suficientemente inteligentes para saber que:
Claro, después de esta desdicha mía, la tostada no iba a ser menos y por medio de la “Ley de Murphy”, calló al suelo…ya adivináis que lo hizo con la parte de la mantequilla hacia abajo…
Gran día pues se aventuraba para mí, hoy llevaba haciendo un repaso a la física impresionante y no eran ni las 10:00 de la mañana. Y en estos pensamientos tan pesimistas de cara a una mañana, no mucho mejor de lo que pensaba, salí de casa a dar un agradable paseo. Fue allí cuando descubrí que:
Dulce sueño reparador…
Tanto me dices que el amor aún no ha pasado por aquí,
que yo estoy bien como estoy, no necesito reñir.
Peor sería no poder olvidarme de ti,
y no me digas que aquí estás para hacerme feliz.
Hoy me siento mejor,
no temo a la desdicha del amor,
voy acompañando a la noche,
mientras a escondidas muevo el reloj.
No quiero malgastar saliva intentando no ser una más.
No voy a molestar gritándote al oído porque ya me da igual.
Tengo todo el aire del norte en el pulmón y ya no necesito gritar.
Tengo todo el viento apuntando a mi favor y ya no necesito gritar.
Sigue lloviendo yo sigo cantando y todo el mundo se va,
me sigo moviendo me sigo soñando, remando con una cuchara de palo en el mar.
Querría poder ser amor en carne viva y darlo a medio cocer.
Querría poder ser la lluvia para irme y después volver.
Tengo todo el aire del norte en el pulmón y ya no necesito gritar.
Tengo todo el viento apuntando a mi favor y ya no necesito gritar.
¡Para, parara param, para, parara, param!
http://www.youtube.com/watch?v=LdHFn4wM2Sw
Cuando salí por la puerta me metí las manos en los bolsillos, empecé a andar…
Miré el cielo. Buen día hace hoy. Pensé. El sol no proyectaba mi sombra en las calles irregulares de aquel pueblo, las nubes lo tapaban. –Sí, un buen día- Suspiré…
Hacía tiempo que no paseaba tranquilo, despacio, con la única preocupación en la mente de encontrarme a alguien que conocía…se respiraba a humedad, como era habitual, las gaviotas revoloteaban las azoteas de las casas y en algunas calles podías ver esa mancha azul oscura que se extendía hasta lo que ves y un metro más.
Es curioso que en invierno hace buen tiempo aunque esté nublado y las calles se llenan de gente y en verano, un día se nubla, y no se ves a nadie…Aburridos. Pienso. En fin, mejor para mí…
Las iba tirando con desolación intentando ver un metro más de la línea del horizonte.
[Es como cuando cierras los ojos y pulsas lenta y repetidamente un Re, después un Fa #, un La y un Do #. O cuando de repente soplas un diente de león…]
Tú, que ya lo sabes todo.
Más no puedo dejar de imaginar qué es lo que pasaría si al fin me atreviera a escribir
Allí estaba, mirándome de nuevo, casi ni podía creer que viniera, apoyado estaba con una pierna en la fachada antigua de aquella fábrica abandonada que los críos tenían miedo de entrar por si se encontraban algún fantasma y donde sus madres no les dejaban jugar, por si se clavaban algún cristal o alguna otra cosa. Era un buen lugar para meterse un chute o pillarse una buena sin que la policía apenas se enterase. Por dentro, las fachadas enteras con pintadas por niños que empezaban a en el mundillo del vandalismo robando 3 euros a sus padres para comprar un spray y poner cualquier gilipollez que se les ocurriera, o por jóvenes, que sin nada que meterse ni hacer, se disponían a ir poniendo sus firmas una encima de la otra. La fábrica, la verdad, estaba echa un asco, las ventanas estaban todas rotas, con peligrosos cristales a su alrededor, el techo agujereado, dejaba escapar miles de haces de luz que se filtraban por las tejas semidestruidas, suciedad y ratas y no era muy de extrañar que si te pasearas por allí durante un rato tocando las paredes o el suelo contagiaras más de una enfermedad.
Me dijo que qué es lo que hacía allí y yo con un respeto más que habitual y sin pecar de ignorancia le dije que paseaba. Aquel día nos encontramos cerca de la plaza circular, en una de las calles más estrechas que daban a la plaza y se ve que él con algún colega suyo tendrían algún que otro chanchullo entre manos y no querían que nadie los viese, droga, pensé.
Ahora me tocaba enfrentarme a ese gorila una vez más.
-¿Qué es lo que querías imbécil?
-Simplemente quiero mostrarte algo, y por favor, llámame Telos.
-Qué gilipollez de nombre.
-¿Quién ha dicho que ese sea mi nombre?
-¿No has oído antes?¿Que qué quieres? Estás haciéndome perder mi tiempo.
-Sin duda es el tiempo lo más preciado que tiene el ser humano y sin embargo nadie investiga sobre él, sólo en unos cuantos papeles con numeritos y círculos de diferentes tamaños. Escucha, ¿trajiste las gafas?
-Sí.
-Póntelas.
-¿Para qué?
-Hoy tenemos eclipse solar.
-A mi no me interesa esa mierda. Dime ya qué es lo que querías.
-Creo que esto va a ser más difícil de lo que pensaba.
-¡Sí! Exclamé a apenas 10 centímetros de su cara.-Estás destrozado, tu madre murió, tu hermana ya no sabes donde está y Gary cada vez se está metiendo más y más. ¿Es eso lo que quieres tú? ¿Quieres seguir metiéndote toda esa mierda con esos imbéciles? Madura y encuentra a tu hermana, búscala, ella te necesita, o ¿no pasabais buenos momentos juntos?
-Sí, es cierto… Dijo con voz quebrada casi inocente.
-No puedo…
-Deja de mirar al sol. Dije con paciencia una vez más.
-No…no puedo…
-¡Maldita sea! Hazlo de una puta vez.
Son unas 4.5 millones de palabras las que he utilizado a lo largo de este, creedme, corto año, 75 todas las historias que he podido escribir aquí, y ya os digo que muchas trataron de mi tormentosa vida y todas sus desventuras, de las decepciones que por activa o por pasiva he ido llevándome a lo largo de cada día, de aquella lluvia, tan escasa en estas tierras y que siempre, al menos por mi parte, es bienvenida, a las injusticias de la sociedad y a sus abusos y aprovechamientos, a los pequeños detalles como los bolsillos, las nubes o el frío y aunque sea caluroso, el aire y el agua son mis elementos. Otras, las he dedicado a hurgar en mi catastrófica cabeza y así con grandilocuencia habré podido expresar lo más simple que se pueda imaginar. Aunque, aún me falta la otra mitad de historias, aquellas que primero me iniciaron en el mundo de las palabras compartidas, aquellas que siempre van dirigidas a alguien tan especial que ni siquiera esta palabra serviría para describir ese alguien. Si no eran todas, siempre alguna tenía ese punto “amargo” que al menos me hacía saber a mí mismo que era yo quien las había escrito. Sí, el amor ocupa nuestras vidas, irremediablemente, se va vuelve, permanece, nos deja, se queda, se aburre, llega y se vuelve a ir, porque vivir enamorado no cansa, nunca cansa, y el amor a una persona es muy bonito, pero puedes amar igualmente a tu familia, a la vida, al mar o lo que de verdad os agrade y os haga soñar. Y con esto no hago declaraciones a ninguna revista o a ningún, ¿fan?, que siga mis lecturas, es una pequeña realidad que os hago compartir aquí y ahora. Porque hoy estoy feliz, hoy soy feliz, porque gracias a vosotros, y a vuestras pequeñas experiencias, vuestros pequeños apoyos, vuestros consejos o simplemente vuestras sonrisas, vuestros ánimos, y vuestras ganas contagiosas de vivir me hacen de momento no plantearme dejarme esto, porque “las letras fluyen del corazón de cada alma” y hoy más que nunca escribo con el corazón de la mía. Gracias.
2 de Enero y el sol vuelve a brillar, es el segundo día consecutivo que me hace olvidarme del frío invernal para adentrarme en aquel contagioso calor de la primavera, no veo flores, sólo árboles sin hojas, no veo insectos, ni mariposas, sólo algún que otro caracol esperando a los días de lluvia.
Las nubes ni en el horizonte aparecen y forzando la vista intento llegar un poco más allá, pero nada. Se dice que después de mal tiempo viene uno mejor, sin embargo yo también he oído a veces eso de “la calma antes de la tormenta”. ¿Sería esta la despedida a las lluvias y los abrigos? No, no lo creo, por lo menos aún no, la primavera siempre trae sorpresas e inspiración.
A veces pienso que cuanto más pasa el tiempo es como si más lo malgastaras, pero cuando dices de aprovecharlo no terminas haciéndolo, quizá por mi “afición” a no cambiar demasiado las cosas, defensor del cambio lento, constante y progresivo. No es cuestión de cobardía o valor, de fuerza de voluntad o de pesimismo, de atrevimiento o resentimiento. Ni siquiera puedo posicionarme para la mitad de los grandes problemas que afronta el mundo y menos solucionarlos…hacerlo sobre la vida no descarto que me deje totalmente indiferente o con un toque de amargura por “inutilidad” o “incapacidad”.
Si de verdad pensamos en cambio, antes debemos pensar como lo queremos cambiar nosotros, porque uno no muevo todo pero un todo puede mover un mundo entero. Son los propósitos que cada día y constantemente nos hacemos. ¿Dejaré de fumar? ¿Aprenderé inglés? ¿Adelgazaré? No lo sé ni yo. Más por nada porque no puedo proponerme algo que no puedo cambiar.
Seamos objetivos, no testarudos o cabezones, veamos con claridad qué es lo que no nos gusta y si lo queremos cambiar, mucha gente, no lo hace, porque ama las cosas por lo que son, con sus defectos y virtudes, y si es así, contribuimos a salvaguardar aquello que es como es.
Confío en el progreso, los propósitos de enmendar aquello que nos parece mal o inapropiado, nuestros errores, equivocaciones o confusiones, aquello que nunca nos pareció bien, pero que tampoco tuvimos el valor, no, la iniciativa, mejor, el propósito de explicarnos. Tenemos boca, hablamos, tenemos oídos, escuchamos (no oímos, escuchamos) tenemos vista, vemos, ¿qué es lo que nos falla entonces?
Hoy podré llenaros de palabras, propósitos, tonterías, y no os digo que no a cosas algo incoherentes, pero sólo seré uno más que con 30 frases quiera proponeros no cambiar, o pensar más, trabajar más, estudiar más, no, sólo os impulso a mejorar.