sábado, 20 de diciembre de 2014

Voluntad

La voluntad es aquel acto que emana con rotundidad del interior de alguna parte de nuestro cuerpo.

Y sin voluntad me toca seguir caminando por este solitario desierto.
cansado de andar, de buscar una fuente o algo de vida que me mantenga despierto,

No soy un simple viajero, no hago más que vagar por páramos inciertos.
y pese a todo, mi confusión, mi ofuscación y mi descaro, no quita arrepentimiento,

pues todos esos soles que pasan, todas esas gotas que empapan, sólo rompen los cimientos,
de un ser débil y vulnerable que mira al pasado y al futuro con sensible desconcierto.

miércoles, 17 de diciembre de 2014

Lejos de los ojos, lejos del corazón

Te sientes ahogado, en un mar revuelto,
hay tempestad, marea, viento.
Estás abrumado por una emoción,
un lamento que recorre todo tu cuerpo.
Te sientes indefenso, como un animal acorralado, 
sin aire, sin luz, mirando cómo el invierno devora parte del pasado.

Las hojas de los árboles caen, todo se tiñe de un tierno anaranjado.
Se parece a las lágrimas que recorren tus mejillas hasta perderse, mojadas, en los labios. Nunca me gustó esa estación.

Ya no recuerdas que tu otro nombre era ausencia,
y que pasé parte de mi vida imaginando que llegabas y te quedabas.

Te quedabas en esas noches oscuras, donde nunca estabas a mi lado, 
en aquellos paseos por el atlántico, sin lluvia, sin helados.

Te quedabas cada vez que había tormenta,
y cada vez que hacíamos hogueras en la playa.

Te quedabas durmiendo inocente,
 hasta tarde, en mi cama.

Pero eso sólo pasaba cuando te quedabas,
tenías razón en lo que decías. 

Lejos de los ojos, lejos del corazón.


sábado, 13 de diciembre de 2014

Te escribo a ti porque no sé a quién más escribir

Te escribo a ti porque no sé a quién más escribir

Las palabras se me quiebran, cada vez que intento expresarte lo que siento. La voz me tiembla, mi mente mide cada una de las sílabas con las que intento atemperarte. Eras capaz de dar la vuelta a una situación desfavorable, hacerme sentir culpable de una herida que tú me habías hecho. Me autodestruías. Escribo, porque no tengo otro modo de poder decir lo que debo, ni lo que mis entrañas me gritan de madrugada.

Te lloro porque no sé a quién más llorar.

Porque fuiste la primera en oír mi llanto, en sofocarlo, en transformarlo en una sonrisa y, a la vez, fuiste la última en provocarlo, en escucharlo, en  encenderlo y transformarlo en una condena que pesa, en una cadena que arrastro y que no me deja pegar ojo. Mi mente funciona como un sistema soviético, la producción prima sobre el individuo, tal como mis pensamientos como fin último, se incrustan y deambulan por  mi cráneo. Lloro, aunque eso me lleve a la desesperación.

Te quise porque ya no sabía a quién más amar.

Porque soy incapaz de dejarlo todo, de olvidarlo, de odiarlo, de quemarlo. Porque Pandora creó la mayor maldad de la humanidad, eso que llaman esperanza, y que lo único que hace es alargar la agonía y el tormento de los hombres. Me gustaría saber por qué me estremezco cada vez que veo una foto tuya o cada vez que pienso en los días que necesitaría para caminar hasta tu casa.


Te grito  porque necesito que me escuches.
Te grito porque yo ya ni me oigo.

martes, 18 de febrero de 2014

Historias para no dormir

Tus suspiros empujan las cartas que nunca me atreví a enviarte.
Tenía tanto miedo a mirarte que caminaba por las calles con los ojos vendados
Sabía que podías enamorarme.

Aquel sábado bailabas descalza un blues de madrugada.
Yo intentaba poner palabra a tus movimientos, pero sentía punzadas en mi pecho, como si me consumieras con tu deseo. Eras pura poesía y seducción.

La música siguió sonando, pero para nosotros hacía tiempo que ya estaba parada. Estábamos solos en medio de la nada, como si nuestras miradas furtivas no hubieran sido una simple casualidad.

Y todo comenzó a difuminarse y el alcohol fluyó por nuestras gargantas quemando nuestras ansias de vivir, nuestras penas, nuestros versos. Nos buscamos para acabar con ese fulgor que habíamos creado..

..y acabamos mirando el cielo contando historias para no dormir.

martes, 28 de enero de 2014

Te quiero a ti

Despierto y te encuentro embadurnada en tus pensamientos. Son ideas anodinas, imaginaciones de herrumbre que emborronan tu mente y tus recuerdos.

Eres un ser delicado. Tu aspecto no es peligroso, ni siquiera tu apariencia es engañosa o distorsionante, más estás cubierta por un veneno que te enferma lentamente.

Cuando estás sentada y me miras se me cae el alma. Me derrito. Tienes ese poder, esa capacidad o esa ventaja. Tienes la ventaja de conocer mis sentimientos y mis lágrimas.

Tienes un aura que se extiende por tu burbuja. Tienes una visión sombría de tu cuerpo, pero en realidad yo creo que tus musas son alegorías inexistentes, fuera del mundo real.

Con cada paso que doy me acerco más a ti. No me prestas atención, sigues reflexionando sobre el todo y la nada, y en un esfuerzo de comprenderlo acabas agotada.


Toco tus piernas, acaricio tu ombligo y caigo en tus encantos. Sigo explorando lo inexplorable y llego a tu espalda, tus hombros, tus manos y tu cuello.

Decido relajarme y dedicar algo más de tiempo a aquella zona en la que una cuchillada puede ser mortal. Te beso despacio dejando que mi veneno se introduzca en tu piel.

Quiero hacerte mía, entrecortar tu respiración y dejarte muda.

Te quiero a ti.


sábado, 11 de enero de 2014

Cuando llueve

Cuando llueve escribo. Cuando escribo llueve.

Me quedo en un rincón, donde nadie pueda verme a observar.
La gente parece tener prisa cuando llueve y ser especialmente torpe.

A los hombres de gabardina y sombrero el periódico se les moja.
A las mujeres con tocado los guantes no les dejan abrir sus bolsos
Los escolares acaban con los zapatos mojados a la altura de los tobillos..

Hago un dibujo de una pareja que posa con paraguas en el puente de la ciudad a punto de desbordarse. Los dibujos ayudan a ilustrar mis historias.

Las calles están inundadas, pero la actividad no cesa.
Los vecinos han sacado sus barcas y pasean haciendo su vida  normal.

Todos visten de traje y elegancia, todos hablan con un refinamiento decimonónico, todos portan reloj de bolsillo, firman con pluma y abren su correspondencia con abrecartas.

Pienso en el niño que limpia zapatos en la calle de la estación. Se ha quedado hoy sin trabajo. La lluvia ensuciaría el calzado de su clientela al minuto.

El cielo está cubierto. Aunque las nubes son claras el humo de las fábricas inunda y ennegrece la ciudad es la hora del almuerzo. Los trabajadores salen con sus fiambreras a tomarse un sándwich y una fruta. Sus caras están llenas de hollín, sus manos son fuertes y vigorosas y su aspecto es alegre pero con un cierto tono decadente.

Los comercios ya han abierto en la zona alta de la ciudad.
La mujer de las mejillas sonrosadas se acerca. Es hora de dejar de escribir.

viernes, 3 de enero de 2014

Cicatrices

La paciencia me ha acompañado a lo largo de la vida pero aquel viaje estaba acabando conmigo.

Olvidé el cansancio, el sueño, el dolor de cabeza y me acomodé en pensamiento de sosiego y calma. No paraba de repetir en mi mente “sólo debes esperar a ver el mar cuando mires hacia el este”, pero las estaciones pasaban y el mar no llegaba.

Estaba nervioso. No dejaba de imaginar e imaginar, de pensar en los próximos días, en las emociones, las miradas, las sonrisas y los viajes. Llegué algo confuso, preguntándome qué hacía yo allí y por qué estaba tan lejos de casa.

Mi mente se quedó en blanco cuando me sorprendiste en el andén mirando tus fotos. Te noté mucho más mayor, pero aún con los rasgos de niña traviesa que siempre te acompañan.

No dijiste absolutamente nada, permaneciste dos segundos mirándome con gravedad y después te precipitaste contra mi pecho como si hubieras perdido una parte de tu interior que necesitabas recuperar. Nos abrazamos en secreto.

Las fotos, los cementerios, las playas y las canciones, las prisas, los billetes de autobús, las luces y los mercadillos, los jabones, las tarjetas, las idas y las vueltas fueron detalles que nunca olvidaré.

Me sigues a todas partes, estás en mi mente y en mis pensamientos, eres mi idea y mi único argumento, un diálogo inacabado, que yo te buscaré un final junto a mí.
Tus caricias siguen grabadas como cicatrices en mi piel.