sábado, 30 de abril de 2011

Días perdidos

Las noches se hacen cortas últimamente, con apenas tiempo para descansar, dormir, hoy en día es fácil. No lo es tanto vivir o sobrevivir.

Esto pensaba yo cuando ayer desperté sobresaltado por un algo que no ocurrió. Tengo ahora demasiado tiempo para pensar, lo que califico de algo bastante peligroso porque cuanto más lo hago, una de dos, o dejo casi de ser quien soy, o me planteo cosas que mejor no plantear.

Ayer amaneció nublado, hoy también, y mañana también lo hará. Esto puede significar, sólo, buenas noticias, porque ayer llovió, hoy ha llovido y mañana también lo hará. Qué fácil es predecir todo lo que lleva ocurriendo durante miles de años y sin embargo no eres capaz de predecir lo que te va a pasar mañana.

Las nubes, como ya estaréis hartos de oírmelo decir, me gusta observarlas, al igual que el viento o la lluvia. A veces creo que sólo tengo predilección por los elementos. El agua mi preferido, ya sea cayéndome encima o bañándome con el calor o escuchándolo en los océanos.

¿Sabéis qué echo de menos este año?. La libertad y los atardeceres, porque aún ni he tenido lo uno, ni he visto lo otro. El cielo estos días se torna gris oscuro o gris azulado, lejos queda el rojo pasión o el naranja que le gusta al enamorado. El azul cielo sí que me he hartado a verlo, como que es el que se estampa en mi cara, cada mañana de cada día en las áridas tierras del sur.

Me estoy acostumbrando demasiado a planificarme las cosas, porque no puedo hacerlas de otra manera. Si no te organizas, casi estás perdido. Hace días que no ordeno mi habitación, el polvo, bueno ahí va, (no me juzguéis) ya avisé a mi madre que no puede interferir en el “microclímax” que he creado este año en mi habitación, que no puede tocarlo y que debe respetarlo al menos hasta verano. Siempre me pone cara de reproche.

Tampoco recuerdo la última vez que salí fuera a escribir, o que no presté atención al tiempo.Ya vais entendiendo el porqué la pérdida gradual de mi escritura. Ni es mi mejor momento ni son las mejores circunstancias.

[No me creáis, siempre me gustó poner excusas]

Hipócrita


viernes, 29 de abril de 2011

Mentes peligrosas

Acabo de darme cuenta que tengo mente de ladrón. He estado pensando y, la verdad, me gustaría robar demasiadas cosas. No me juzguéis ni me malinterpretéis. La avaricia o la envidia aunque no las mostremos, son algo que nos hace humanos.

Si fuera egoísta no dudaría ni un momento en robar un Steinway o un Bosendorfer y una persona que me los mantuviera brillantes cada día (Lo haría yo, pero mi egoísmo no me lo permitiría). Creo que robaría también una lámpara de lava (siempre me han gustado) y un sofá con forma de hamburguesa o algo así.

Si fuera justo robaría dinero a los más ricos para dárselo a gente que de verdad lo necesitara. Robaría los grandes banquetes llenos de comida que después se desperdicia. También creo que robaría agua, porque se necesita casi tanto como respirar, y mientras unos nos quejamos por levantarnos a coger agua del frigorífico otros tienen que andar 10 km para llegar a una fuente donde el agua, si sale medio transparente es un día de fiesta.

Si fuera soñador robaría a las nubes para que pudieran hacer llover cuando quisiera. También robaría un inventor para que inventara una máquina que me permitiese visitar estrellas y planetas, pero para ello también debería robar pensamientos y un montón de deducciones para que él pudiera construir esa máquina. Sin duda robaría un trocito de playa, con un acantilado al lado, una casa de madera sin pintar o pintada de blanco, pero en tal caso pequeña, con una barca que tenga escrito en un lateral “Mare Nostrum” o “Maktub” en negro, y en un lugar rodeado siempre de tranquilidad.

Si fuera soñador robaría la tranquilidad y la libertad.

Si fuera materialista robaría todo tipo de joyas, papeles pintados con caras de personas famosas en el centro y un Ferrari con alguna chica dentro. Siempre me gustó, si fuera materialista, ir haciendo ruido por la calle acelerando con mi coche y presumiendo de chica. Qué más me iba a dar a mí lo que significaran las palabras humildad, generosidad y nobleza.

Si fuera tú robaría mi corazón, pero como sé que no te gusta la sangre, mejor dejemos cada cosa donde está. No por nada, si no porque yo moriría y estando muerto, como que no me interesa mucho todo lo demás que pueda pasar.

Si fuera yo, no robaría, pero hoy me he dado cuenta que tengo mente de ladrón.


lunes, 25 de abril de 2011

O2

Tiempo para respirar. Me gusta.


domingo, 24 de abril de 2011

Aho-rayos-ólo diré esto

Hoy, mejor dicho, esta noche, me he calado de pies a cabeza, no será que no me lo dijo, pero yo, como de costumbre, el caso justo y medido, claro, no fue de extrañar que cayera lo que calló en tan poco tiempo y yo sin paraguas ni cobijo.

Suerte que la puerta estaba abierta, al menos la de la entrada al porche, no fue igual que la de la entrada a la casa, cerrada, como de costumbre. Para no manchar el precioso suelo de mármol que mi madre intentaba preservar con esmero para que pareciera recién adquirido de la tienda, me deshice de mi calzado para llevarlo en la mano hasta la galería. Allí saludé a mi pez, que me contestó con dos simples burbujas. Podréis decir cualquier cosa de mi pez, que es feo, que tiene manchas, que tiene una aleta rota o que pone cara de pasmado el 98% del tiempo, pero nunca me podréis negar que sus burbujas son las más perfectas y bonitas. Me asomé a la pequeña ventana y exclamé algo parecido a un “Huau…” porque la lluvia caía como si estuviéramos en la Isla de los Famosos y estuviéramos en medio de una tormenta tropical de esas que sólo existen en las Galápagos, en las Malvinas y un par de islas más en el mundo. Estaba cansado sí, la carrera desde su casa a la mía había sido notable, notoria, importante, cualquier adjetivo de esos me vale, y sentía calor, pronto empezaría a sudar. Me quité la camiseta y aún con el pelo mojado de la lluvia entré a la bañera. Me planteé ser valiente y enchufar el agua fría y ducharme con ella (Curioso concepto de valentía), pero al final, como cobarde que soy, me decanté con el agua caliente (Curioso concepto de cobardía). Jabón ahí, ahí y un poco más por aquí y listo.

Volvía a asomarme. No había amainado. Fui a merendar algo con la esperanza de que no se fuera la luz otra vez. Por dos razones: Una, porque hace tres años se fue la luz mientras bajaba las escaleras y tal fue mi susto que no sólo caí, si no que también calló el bizcocho recién hecho que tiempo antes había preparado con entusiasmo; y dos porque la leche no se me calentaría nunca si ni el microondas o la vitrocerámica no funcionan.

La leche acabó ni por haber y me tuve que conformar con un amargo zumo y dos galletas rancias que pensé que estaban menos tiempo en el armario de lo que en realidad habían estado. Sin duda alguna estaba siendo un día grande, [nótese mi tono irónico] y estaba deseando poder hacer algo de provecho aquella tarde, como por ejemplo dormir la siesta hasta que la cama me echara a patadas de la habitación. Unas velas de incienso y naranja para dar buen ambiente al dormir y a la habitación, olores irresistibles y comunes, sueño reparador, despertaré mañana, si esa es mi decisión.


martes, 19 de abril de 2011

The Beatles

El 10 de abril de 1970, John Lennon, Ringo Starr, Paul McCartney y George Harrison dejaron lo que ha sido y lo que es, hasta el momento, el mejor grupo Pop de todos los tiempos “The Beatles”. Ya hace más de 41 años…

[Más vale tarde que nunca]

jueves, 14 de abril de 2011

Finito

El final…Para muchos donde algo acaba.

Para mí llega a ser el principio de algo.

Todos hemos oído hablar la frase “El principio del fin”

¿Por qué existe algo que es lo primero?¿Cómo puede existir un principio?

No me vale un “por que sí” pero tampoco me vale un silencio de respuesta.

En la Edad Media, los antiguos pensaban que la tierra era plana y por tanto habría un fin de los océanos, donde los barcos caerían a un abismo infinito.

En una carrera, la meta es el fin, y si lo pensáis mejor, según lo lejos que esté el fin, ganan unos u otros, sin embargo si un fin está lejos es que no lo podemos alcanzar, y por tanto no lo podemos conseguir. Esto es lo que pasa, por ejemplo, en el Universo, donde todo está tan lejos que no creemos alcanzarlo nunca.

Ahora os digo yo, ¿Alcanzar qué?¿Para qué?¿Acaso existe un fin?

Veréis y os daréis cuenta (si ya no lo habéis hecho) que nada tiene un final.

No, la vida no lo tiene, la vida es el camino de preparación hacia la muerte, la vida es el principio del fin. (¿Principio?¿Fin?) ¿Me refiero acaso a la muerte con esto?

Hablamos de ella continuamente, qué ironía, los vivos hablan de la muerte. Me río yo de esto. Me gustaría escuchar lo que dice un muerto acerca de la vida….

El no saber hizo que los romanos denominaran el punto más occidental de Hispania, Finisterre (Finis Terrae). El final de la tierra…¿ya no había nada más?.

Sé que no sé mucho, pero lo que sé con seguridad es que cuando algo acaba algo empieza, con lo que el fin y el comienzo son conceptos inservibles que no tienen en realidad significado y que los utilizamos por recurrencia y costumbre al hablar.

Con esto os puedo hablar del infinito, algo que no acaba nunca, que no tienes final. Sin embargo el infinito tiene un comienzo aunque no tenga fin. Mientras que muchas veces nosotros simplemente tenemos el fin de aprender un idioma o a tocar un instrumento, pero no sabemos cuando empezar a hacerlo. (el comienzo).

Finalizo esto diciendo que lo comencé hace una media hora.

Ahora espero vuestra confusión.

lunes, 11 de abril de 2011

2 segundos

“De lo que no se puede hablar, mejor es callarse”

Wittgenstein


domingo, 3 de abril de 2011

Tiempo atrás

Son las teclas, ya sean de piano o de un ordenador las que estoy tocando día a día.

Sí, los días son largos, pero aunque me preocupe, sé fingir lo contrario.

Contrario a ti soy, parece mentira que aún no lo sepas.

Porque saber, ya sabes que nadie sabe y si yo lo tuyo lo sé, es que no soy nadie.

Nadie fue quien miró anoche la luna, cubierta por un manto espeso de nubes.

Esta mañana las nubes son grises y no dejan ver, esta vez, al sol.

Un sol que ya calienta, pero que en dos meses quemará.

Tanto o igual que tu mirada de fuego cuando finges enamorarte.

¿Quién nunca lo ha hecho o ha creído hacerlo?

¿Hacer qué? Nunca podrás saber esto, puede que mañana encuentres a alguien aún mejor.

Mejor es como siempre me propongo hacer las cosas, ahora que salgan bien o mal eso ya es otro tema.

Te-mataré si no me matas tu antes, porque quiero tranquilidad.

Pero no me sirve de nada si no estás tú o si no está mi pluma y mi tintero.

Porque tinta transparente me recorre de pies a cabeza, por eso no podéis verla.

Ver, al menos, no lo esencial.

Esencia, ya ni sé qué es lo que es. Quizá ni exista.

Como yo, que creo dejar de hacerlo por momentos, desaparecer, por desgracia me es imposible.

No me digas que es imposible esto porque es entonces cuando perderé mi memoria.

Y no es raro que ya no pueda recordar ni mi sombra.

No es de noche y aún así no la tengo, porque el sol no brilla y es señal de buenos tiempos.

Me río yo del tiempo que tengo, ni para ti, ni para mí, ni para nadie de aquí.

No, no te preocupes, ahora aquí estoy bien, no sé lo que aguantaré.

Soy fuerte, y a veces, lo sé, pero no me fío ni de mi mismo.

Esto mismo es lo que he aprendido, porque aprender significa crecer.

Ya no lo hago hacia arriba, ahora es hacia dentro, y respiro aliviado por ello.

Pero mi alivio dura lo que una cerilla en tu mano, un suspiro.

Creo que nunca lo pasé mejor que esa noche, tú la recuerdas, pero ella no sabe de ello.

Fue bonita sí, pero atrapada quedó en el tiempo.

Como yo, que el siglo XXI sigue sin corresponderme. Estaría mejor con lámparas de gas, pluma en mano, chaleco y luz de velas, mi viejo escritorio de madera, mi ventana hacia cualquier elemento (agua, tierra, fuego, aire) y tú, cerca de mí.