No parece
asustarnos observar cómo la evolución de la humanidad va haciendo estragos
sobre una sociedad tecnológicamente corrompida.
Acabamos dependiendo en exceso de unas adquisiciones que deberían facilitar
nuestras vidas y no quedar tanto a merced de las grandes multinacionales y de
los últimos modelos. La autocomplacencia se degenera en una autodependencia
peligrosa que nos vuelve inestables o nerviosos cuando no tenemos entre
nuestras manos un laptop o un móvil de última generación.
El fanatismo que ello despierta ha alcanzado a la sociedad y al mercado con
fuerza, y las compañías han estado atentas para que ninguno de nosotros
quedemos sin conseguir un nuevo come-cerebros portátil.
Pero no es
exagerado afirmar que estas nuevas tecnologías están absorbiendo toda nuestra
atención hasta límites preocupantes, y es que parece ser que el móvil se ha
convertido en la excusa perfecta para evadirnos de las conversaciones, amigos,
estudios o todo lo demás.
Un nuevo acompañante que nos es fiel como una mascota, aunque mucho mejor,
porque nos proporciona lo que queremos
al instante y sólo necesita una dosis diaria de electricidad encarecida para
recargar un corazón hecho de coltán e importado directamente de las minas
sudafricanas.
Lo pensaré un minuto. No, gracias.
jueves, 28 de febrero de 2013
lunes, 18 de febrero de 2013
Ángeles ciegos
Y es en noches como esta, cuando
la niebla se confunde con los sentimientos.
Y piensas que nada, absolutamente nada, podría ser más perfecto.
Y piensas que nada, absolutamente nada, podría ser más perfecto.
Y avanzas a tientas, sin ver
nada entre las brumas, atendiendo simplemente a aquello que llevas dentro.
Y lo escupes como un dragón, como un fuego de hielo.
Y si me susurras palabras de amor,
usa tus manos para despertarme.Y lo escupes como un dragón, como un fuego de hielo.
Bésame y elévame al cielo.
jueves, 14 de febrero de 2013
El enamorado
El enamorado es una figura
apasionante.
Atrapado en una sociedad que atrás dejó aquel romanticismo de la muerte y el amor, el enamorado escasea en nuestros días. Las balas que decidían en el pasado ni siquiera han de utilizarse ahora.
El enamorado sufre y advierte.
Es paciente y comprensivo, incluso benevolente en exceso. Es capaz de perdonar cualquier mala desdicha por mantener con vividez sus más secretos sentimientos.
El enamorado es misterioso y atractivo.
Con su pluma llora las penas y con sangre de su mano firma y sacrifica sus cartas.
La suavidad de los pétalos recuerdan a la piel de la amada.
Enloquece por cualquier fragancia que algo recuerde a ella.
Observa y sigue, como ocultándose de ladrones, los pasos que recorren los labios de quien quiere probar. El sigilo es su aliado para mantener el equilibrio y no caer frente a esa señorita que mirando sólo al enamorado, lo embriaga y lo lleva condenado.
Atrapado en una sociedad que atrás dejó aquel romanticismo de la muerte y el amor, el enamorado escasea en nuestros días. Las balas que decidían en el pasado ni siquiera han de utilizarse ahora.
El enamorado sufre y advierte.
Es paciente y comprensivo, incluso benevolente en exceso. Es capaz de perdonar cualquier mala desdicha por mantener con vividez sus más secretos sentimientos.
El enamorado es misterioso y atractivo.
Con su pluma llora las penas y con sangre de su mano firma y sacrifica sus cartas.
La suavidad de los pétalos recuerdan a la piel de la amada.
Enloquece por cualquier fragancia que algo recuerde a ella.
Observa y sigue, como ocultándose de ladrones, los pasos que recorren los labios de quien quiere probar. El sigilo es su aliado para mantener el equilibrio y no caer frente a esa señorita que mirando sólo al enamorado, lo embriaga y lo lleva condenado.
martes, 5 de febrero de 2013
Pupilas dilatadas
Imagino cada parte de tu cuerpo
con delicadeza.
Eres realmente hermosa.
Recorrer con mis manos la curva
de tu espalda y sentir como te estremeces.
Dulzura prohibida.
Dulzura prohibida.
Tu tez blanca y desnuda debe ser
suave como los pétalos de una flor, pero te encoges, cariño, te vuelves helada.
Me contagias tu frío, me contagias tu escarcha.
Quiero respirarte despacio, quiero dejarte en nada, en un fino perfume, en una sola bocanada.
Mírame con las pupilas dilatadas.
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