jueves, 30 de mayo de 2013

Celeste

No podría imaginar a otra persona que mereciera tener alas más que tú.
Eres una especie de obsesión. Nada bueno ni saludable según el médico.


Llevas una especie de coraza en el alma que no te quieres quitar aún.
Eres tan distinta a cuando te conocí.

Quiero que seas mi ángel.

sábado, 25 de mayo de 2013

El mecanismo de un reloj

Así eres tú, como el mecanismo de un reloj de bolsillo.

Un trabajo meticuloso que precisa de tacto y sabiduría.
La experiencia se hace esencial en el maestro relojero. Los dedos han de ser delicados y finos, como los de una señorita, para poder manejar con exactitud las manecillas de plata y los engranajes de cobre. Para poder manejar también tus humores.

La vista debe ser aguda y el temple sobresaliente.

La sincronización de la ligera maquinaria, cada tuerca y cada pieza del aparato, han de quedar sujetas y perfectamente encajadas. No puede haber fallos.

Si agitara el pequeño objeto apenas podría oír algo. Si te agitara, por dentro habría mil cosas que chirriarían.

Acabas siendo tan delicada como el mecanismo de un reloj de bolsillo.



domingo, 19 de mayo de 2013

Salvaje


No eras consciente, en absoluto, de la mitad de cosas que hacías. Te movías por el instinto y eso te hacía ser independiente y no necesitar a nadie cerca de ti.

La naturaleza te protegía. Era tu amparo. Tu cuidabas tus árboles milenarios y sus frutos del cielo y del paraíso. En ocasiones, hasta me dejabas oír cómo le hablabas al bosque.

Tu corazón paseaba desnudo, casi como tu cuerpo. No sabías hablar mi lengua y sólo podíamos entendernos por signos.

Los lobos te seguían a donde fueras. Eran los guardianes del bosque. Cuando acercabas tu cabeza a la suya eras la única que podía saber lo que pensaban.

El sol no ha desgastado aún tu piel y el verdor de tus ojos contrasta con la pasión que te inunda las arterias. Eras una guerrera peligrosa.

Nunca me dejaste acercarme demasiado a ti. Pasabas horas observándome desde los árboles. Hasta que desaparecerías y no volvías en varias semanas.

Me intrigaba ver el mar violento de tus ojos, por eso nunca me fui.
Eras una salvaje. Pero eras mi salvaje.

[Kedvesem]




sábado, 11 de mayo de 2013

Un piano desafinado


Te comparo porque me cuesta creer que eres única.
Te clasifico e invento, me despierto y te pienso, y después todo lo desmiento.

Quizá seas como el dulce café de las mañanas. ¿O era amargo?
Puede que un oasis en el desierto, aunque yo prefiero llamarte fuente.
Una película sin final, o con un final aún por descubrir.
Dudo si eres una secuoya en un bosque, o un bonsai en un jardín.
No recuerdo si tus pulsaciones viajaban como un avión o paseaban como ausentes.

Pequeña, ten cuidado. Dicen que sólo duramos un par de millones de pulsaciones.
Mejor disfrutemos lentamente, piano, sin acelerar nuestro corazón. Paseemos por la playa. Observemos las estrellas. Y cuando nos sobren pulsaciones, besémonos despacio hasta el amanecer. Sólo así recuperaremos las pulsaciones perdidas.

Querida, sigues siendo un precioso piano desafinado.


domingo, 5 de mayo de 2013

El camino


La imprudencia es la fuerza de los viajeros arriesgados. Aquellos que no tienen miedo a perder nada, porque si apenas tienen algo, y son los más valientes del mundo, los más osados. Quienes buscan su camino en soledad, pero siempre acompañados.

El camino se torna lejano y único cuando vas a comenzarlo, pero cuando lo recorres cantando, con flautas, gaitas, después danzando, eres consciente de que debes aprovechar el camino para enriquecerte de él, como él mismo lo hará de ti.

Si no usamos el calzado adecuado nos dolerán los pies por el camino. Si ropajes y vestidos en nosotros son escasos, mejor buscar refugio y protección en pueblos apartados, llenos de paz y tranquilidad, repletos de pastos.

Allí seríamos bienvenidos y cuidados por lo lugareños. Personas amables y acogedoras, porque son aquellas que rodean al camino, y no hay nada más gratificante que ayudar a una persona a completar el suyo mismo.

Si el camino se estrecha, si el camino se alarga, no tengas prisa en atravesarlo, pues cuanto más tardes en completar el camino, mayor será tu sabiduría y mejor habrá sido la  experiencia.

No temas, viajero, a aventurarte en el camino.
“Seamos imprudentes”