Nada vuelve a ser igual, desde aquel confuso verano y desde aquellas vacaciones en mi "prisión favorita" vuelvo a sentir la opresión de siempre, todas las noches, si el cielo me lo permite, observo la luna blanca, aún con más gusto, si es llena, frío, aquí, más bien poco, una ligera sábana basta para pasar las noches más invernales del verano, la música, ruidosa, contraria prácticamente en su totalidad a mis gustos es capaz de a veces no dejarme dormir y yo, pues libre en esta época soy, me basta con hacer cualquier cosa con el fin de mantenerme despierto durante gran parte de la noche antes de querer conciliar el sueño. Unos acordes de guitarra, escuchar buena música, incluso practicar en el aire las posiciones de los dedos de las canciones del piano. La verdad es que no echo de menos esa vida, resulta tan diferente a la que llevo la mayor parte del tiempo aquí. ¿Amor? ¿Quien sabe cuándo , cómo y porqué? Tan desgarrador como el filo de una espada y sin embargo tan dulce y bonito como una rosa. ¿Mis ocupaciones? Quizás sin importancia o quizás sin sentido, pero escribir nuestra canción de amor bajo el sonido del agua y la luna llena, al menos me sumerge en el sentimiento más bonito que pueda experimentar.
Sigo esperando un atisbo de vida