lunes, 9 de diciembre de 2013

Natura

Los días pasan y el frío empieza a corroer la esperanza con la que estoy obligado a coexistir. Me gustaría abandonarme a mí mismo, ser libre para pensar y dejar a un lado los convencionalismos, las sonrisas de cortesía, las palabras vacías o los lugares sin nombre.

Necesito recordar quien soy, de dónde vengo, cómo llegué aquí a fin de recordar mi vida, mi historia y mis derrotas. Ando perdido, no me reconozco ni a mí mismo, siento vergüenza, expectación e intriga. No sé de lo que soy capaz de hacer, ni siquiera sé si soy peligroso. Temo perderme y no encontrarme, no recuperar nunca mi esencia, aquello que me hizo ser como soy y pensar como pienso.

El viento se ha llevado mis recuerdos y sólo soy capaz de mirar al presente porque el futuro me asusta. Me desconsuelo, soy caprichoso y testarudo, no quiero escuchar a nadie porque me harán daño, me harán despertar de mi sueño. Hablarán de cosas importantes, obligaciones, responsabilidades, no tolerarán que me marche, ni que olvide sus mandatos. Creen que lo que ellos dicen es la única verdad y se equivocan. Yo no necesito nada, sólo necesito que no me acosen más, que dejen de atosigarme, que me dejen descansar. Escucho sus voces mientras duermo, incluso en sueños no puedo librarme de ellos. Me siguen y me persiguen, pero cuando vuelvo la mirada me encuentro sólo en el bosque, cara a cara con mi locura y mi irracionalidad.

No puedo quejarme de nada, debo aceptar mi situación, si no quiero escucharles debo abandonarles y mirarme a mí mismo. No sé en qué año estamos, ni siquiera sé la edad que tengo. Llevo años siendo un viejo huidizo, mi mayor triunfo fue asumirlo. Pero no me importa, sé que algún día todo acabará. La solución no es la tristeza, sino la aceptación de la voluntad. Cuando consiga retirar los árboles que me impiden ver el destino, quizá pueda ver la paz reflejada en el agua cristalina.


jueves, 21 de noviembre de 2013

Atlas

Hay veces que me siento como el mismísimo Atlas, cargando con el mundo a su espalda. De hecho cargo cosas mucho peores que el mundo. Emociones.

La culpa que me condena y que me hace recorrer lagos de lágrimas se manifiesta con una realidad feroz. Apenas puedo disimular mi angustia en dos leves parpadeos que me hagan olvidar la silueta de la desolación más oscura.


Me siento abatido, me siento desgastado, desfondado, reseco y deshidratado. No sé por qué más llorar, no sé qué más hacer, no sé qué más escribir.


La sangre conduce furia desocupando de oxígeno mi cuerpo y me ahogo en aire puro. Veo desaparecer las luces que alumbran mis ideas y son sustituidas por intuiciones, por intenciones que inundan mi mente, mis ojos y por último me inundan a mí.


He olvidado el alma en alguna parte de tu corazón. He perdido el aire para hincharla. He perdido de vista la estrella polar. Hay demasiadas nubes en el firmamento.

Sigo guiándome por los vientos.

Aquellos que me ayudarán a encontrar el aire, aquellos que me empujaron hacia ti y que volverán hacerlo hasta el resto de mi vida.


jueves, 7 de noviembre de 2013

Suspiros de luna llena

He llegado hasta tal punto de selección que he sido capaz de guardar cada uno de tus recuerdos en mi mente. Estás ahí, no desapareces. Sigues sentada, en silencio, en mis pensamientos, mirándome con los ojos abiertos y con esas facciones de ángel que llevas pegadas al rostro.

Eres tan real en mis sueños que casi lloro cuando me despierto. Las personas como yo somos un poco necias cuando pretendemos recordar nuestros sueños pero tú no te vas de mi cabeza, incluso tu figura cobra fuerza y se desliza entre las sombras hacia mí.

La luz de las velas me recuerda siempre a tu cuerpo desnudo, tu respiración fuerte y entrecortada, tus suspiros de luna llena.
Las noches saben a talco y a vainilla y desvelan el amor más puro que jamás haya p
odido sentirse. 
Las caricias exploran la superficie de tu piel y mueren en tus labios. Recorren tu pelo, tus mejillas y se dejan abandonar en tus piernas y en tu vientre.

Te he observado dormir hasta altas horas de la madrugada. Hablabas mientras dormías, intentaba descifrarte, pero eres tan compleja. Me pareces una criatura vulnerable, delicada, como un gran tesoro de cristal que no puedo dejar que se rompa. Te cuido, te abrazo y vigilo. Eres lo más valioso que tengo.

Tu tez blanca, nívea, me recuerda a los gélidos escalofríos que siento cuando me rozas con las yemas de tus dedos. El pulso se me acelera y los ojos se me cierran.

Cada vez creo con mayor seguridad que eres una mera invención, un ser imaginario e inimaginable. Una ilusión que me persigue y me causa fiebre y sudores. Una obsesión a la que no puedo abandonar ni aún estando despierto.


lunes, 7 de octubre de 2013

La primera vez que te vi

La primera vez que te vi ibas vestida de azul. Me fijé rápido en ti, en tu blancura de piel, en tus mejillas encendidas, en tu suave perfume. Me pareciste tan pura y única que dudé incluso de mis sentidos.

Recuerdo que giraste a la izquierda y aunque fuera en dirección contraria, sin percatarme, comencé a seguirte alejándome de mi destino. Tu alegre baile me parecía irresistible y con un cielo tan nuboso como aquel imaginé que eras un verdadero ángel.

La primera vez que te vi los labios no los llevabas pintados de rojo. Hubiera sido una ofensa hacia tus rasgos apacibles y cautos, una tentación revelada que sin duda me hubiera arrastrado hacia ti en un arrebato de poseerte.

Lo único que quería era seguir observándote, ver si eras real, si no eras fruto de una imaginación desesperada y corrompida que había caído en el desamparo del whisky barato de las tres de la madrugada.

La primera vez que te vi llegaste a una calle sin salida, te diste la vuelta con los ojos cerrados y te acercaste. Las piernas me fallaron. Me vi arrodillado ante ti sintiendo un universo en mi interior.

Me acariciaste con tu mano la cara y me susurraste palabras que nunca comprendí. Tomaste mis labios como pretexto, fui víctima de tu hechizo y bebí de tu dulzura hasta el amanecer. Desperté con alas que nunca jamás volví a perder.

Aquella vez fue la primera y última vez que te vi.

domingo, 29 de septiembre de 2013

Tumbas de luciérnagas

Nuestra vida ha estado siempre llena de interrogantes. Nunca hemos tenido nada claro, salvo que éramos inseparables.

Desde jóvenes estuvimos ligados en nuestro destino. Tú te fijaste en mí y yo ni siquiera podía verte y ahora, incluso cuando cierro los ojos, soy incapaz de dejarte marchar.

Nuestra primera casa se situó en las montañas. Ambos adoramos el frío, quizá yo tenga una mayor debilidad por la lluvia, pero tú la tenías por las velas perfumadas y las cabañas de madera.

Así pues, entre árboles y humedad aprendimos a enamorarnos. Respirábamos vainilla, incienso y canela e incluso escuchamos acordes de guitarra mientras mirábamos cómo el tiempo y las gotas pasaban por la ventana

Vivíamos sin preocupaciones, sin obligaciones, solos tú y yo.
Nos rendíamos a nuestros instintos una y otra vez y las velas se apagaban con nosotros, al amanecer.

Dormíamos acalorados, no queríamos separarnos el uno del otro y despertábamos con hambre de besos y galletas de chocolate. Paseábamos descalzos sobre el parquet y desprovistos de rencor y odio.

Nos queríamos, nos amábamos. Nos fundíamos en noches interminables rodeados de tumbas. Tumbas de luciérnagas.



jueves, 19 de septiembre de 2013

Me visto de ángel cada vez que estoy contigo

Ninguna criatura, salvo otra como tú, podría tolerar tu presencia. Te observo ensimismado, memorizo cada parte de tu cuerpo perfecto. Cómo me gustaría poder tocarlo, poder sentirlo, hacerlo mío. 

Te rodea un aura que me encanta, me deja a tu merced y decisión. Casi no puedo dejar de pensar cómo has llegado a ser como eres. Tan perfecta a mis corrompidos ojos. Eres una especie de perdición.

Tus súplicas las escucho como órdenes irrompibles. Me siento un ser quebradizo y vulnerable ante ti, como si fuera un vulgar mensajero de cartas sin sello.

Pero cuando me miras con ojos de fuego, enciendes mi alma y mis sentidos. Me fortaleces, me alzas, me llevas al cielo, contigo, donde se encuentran los ángeles y nos enredamos entre miradas persuasivas.

Tengo incrustado el color de tus ojos en mi mente, tus labios mojados, tus pómulos calientes. Tengo guardados los mejores momentos de mi vida en recuerdos con olor a flores y perfume.

Tengo la suerte de tenerte.

sábado, 14 de septiembre de 2013

Tiempo

Has decidido preocuparme.

Harás que me mantenga en vela de nuevo noches interminables, sin saber qué decir, qué pensar o qué llorar. Las mejillas me saben a sal y la sal me recuerda a ti.

Me recordarás las ganas que tengo de volver a un castillo, un castillo en el que no haga ni frío ni calor, pero que esté junto al mar y que desde él se pueda ver un faro y el puerto.

Me volverás solitario, más solitario que nunca. Y tomaré las noches con melancolía y tristeza, notando tu ausencia en la distancia y cómo crecen mis penas.

Tú me haces cerrar los ojos para que pueda imaginarla. Casi ya no recuerdo su rostro por las mañanas dormida entre las sábanas.

Me castigas y me enfadas, me pones de los nervios, maldito. No me dejas tranquilo, no haces más que molestar y estar presente cuando lo único que quiero es hacerte desaparecer para volver a abrazar a mi otro corazón que espera paciente la transfusión de mis sentimientos.

Necesito que me abrace de nuevo, aunque fuera sólo una vez más, pero en esta ocasión párate, no avances más, déjame saborear sus labios con dulzura o con violencia, pero deja de estar presente.

Romperé tu mecanismo, tiempo dichoso.
Te fumaré como en Momo.

sábado, 13 de julio de 2013

Olvidé cómo te llamabas

Abro los ojos pero no estabas ahí. Ni siquiera tapada con una fina sábana que marcaba tu silueta de musa. Dios, te echo tanto de menos.

Me faltas en las noches más oscuras. Nosotros las iluminábamos, ¿recuerdas?
Me cuesta recordarte saliendo de la ducha. Espera, creo que ya me acuerdo: Dejabas tu pelo oscuro caer por la espalda desnuda aún algo mojada. Una toalla cubría con timidez toda tu belleza y yo cerraba los ojos esperando a que me besaras con dulzura.

Caías sobre la cama y me empujabas hacia el placer. Yo sólo podía quedarme quieto, asombrado ante tus ojos de fiera. Sentía tus labios por mi cuello, el pecho y el vientre. Esa sensación me estremecía y recuerdo temblar como la tierra cuando me abrazabas. La respiración se aceleraba y nos perdíamos en abismos infinitos y en aullidos de licántropo hambriento.

Parecíamos una sola persona, buscando refugio en nuestros corazones vacíos.
Olvidé hasta cómo te llamabas. Nosotros no entendíamos de nombres.




jueves, 4 de julio de 2013

Alta mar

La culpa de mis noches en vela
sólo la tuvimos nosotros.

Acompasábamos nuestra respiración con canciones del alma,
ahora canciones de angustia y olvido.

Cuánto añoré aquel viejo reproductor que sólo funcionaba de madrugada,
los despertadores apagados, las gaviotas del puerto.

Cuando respiro por las mañanas aún sigo buscando tu rastro entre el salitre,  el incienso que quemó cada una de nuestras vidas de marzo.

Todo estaba medido, todo era cómplice de un íntimo secreto.
Amarnos todas las noches que quisimos hasta devorarnos.

Temía desaparecer bajo tu cuerpo y hacerme más y más pequeño,
pero siempre aparecías con un salvavidas para rescatarme hasta la próxima ventisca.



viernes, 7 de junio de 2013

Luz apagada

Me destrozas con tus silencios, tus ojos perdidos, tus labios callados.
Desearía conocer todas tus penas, para susurrarles nanas al oído, y dormirlas toda la noche.

Soy egoísta contigo, quiero tenerte entre mis brazos más horas de las que tiene un día, pero te escabulles y te pierdo. Te busco y no te encuentro.

Recordar nuestra odisea mientras nos consumimos como el incienso, lentamente, dejando un suave aroma de disgusto y desesperación.

Los pies fríos se estremecen y nuestras manos se agarran a la piel caliente como si fuera nuestra última noche en la tierra.

La distancia es el peor de los amores. Es la cruz que tanto me pesa. El cuchillo que se me clava y sangro, sangro demasiado para mentirte y esconder mis desvelos.

Sigues perdida mirando aquella pared blanca con cara cansada.


jueves, 30 de mayo de 2013

Celeste

No podría imaginar a otra persona que mereciera tener alas más que tú.
Eres una especie de obsesión. Nada bueno ni saludable según el médico.


Llevas una especie de coraza en el alma que no te quieres quitar aún.
Eres tan distinta a cuando te conocí.

Quiero que seas mi ángel.

sábado, 25 de mayo de 2013

El mecanismo de un reloj

Así eres tú, como el mecanismo de un reloj de bolsillo.

Un trabajo meticuloso que precisa de tacto y sabiduría.
La experiencia se hace esencial en el maestro relojero. Los dedos han de ser delicados y finos, como los de una señorita, para poder manejar con exactitud las manecillas de plata y los engranajes de cobre. Para poder manejar también tus humores.

La vista debe ser aguda y el temple sobresaliente.

La sincronización de la ligera maquinaria, cada tuerca y cada pieza del aparato, han de quedar sujetas y perfectamente encajadas. No puede haber fallos.

Si agitara el pequeño objeto apenas podría oír algo. Si te agitara, por dentro habría mil cosas que chirriarían.

Acabas siendo tan delicada como el mecanismo de un reloj de bolsillo.



domingo, 19 de mayo de 2013

Salvaje


No eras consciente, en absoluto, de la mitad de cosas que hacías. Te movías por el instinto y eso te hacía ser independiente y no necesitar a nadie cerca de ti.

La naturaleza te protegía. Era tu amparo. Tu cuidabas tus árboles milenarios y sus frutos del cielo y del paraíso. En ocasiones, hasta me dejabas oír cómo le hablabas al bosque.

Tu corazón paseaba desnudo, casi como tu cuerpo. No sabías hablar mi lengua y sólo podíamos entendernos por signos.

Los lobos te seguían a donde fueras. Eran los guardianes del bosque. Cuando acercabas tu cabeza a la suya eras la única que podía saber lo que pensaban.

El sol no ha desgastado aún tu piel y el verdor de tus ojos contrasta con la pasión que te inunda las arterias. Eras una guerrera peligrosa.

Nunca me dejaste acercarme demasiado a ti. Pasabas horas observándome desde los árboles. Hasta que desaparecerías y no volvías en varias semanas.

Me intrigaba ver el mar violento de tus ojos, por eso nunca me fui.
Eras una salvaje. Pero eras mi salvaje.

[Kedvesem]




sábado, 11 de mayo de 2013

Un piano desafinado


Te comparo porque me cuesta creer que eres única.
Te clasifico e invento, me despierto y te pienso, y después todo lo desmiento.

Quizá seas como el dulce café de las mañanas. ¿O era amargo?
Puede que un oasis en el desierto, aunque yo prefiero llamarte fuente.
Una película sin final, o con un final aún por descubrir.
Dudo si eres una secuoya en un bosque, o un bonsai en un jardín.
No recuerdo si tus pulsaciones viajaban como un avión o paseaban como ausentes.

Pequeña, ten cuidado. Dicen que sólo duramos un par de millones de pulsaciones.
Mejor disfrutemos lentamente, piano, sin acelerar nuestro corazón. Paseemos por la playa. Observemos las estrellas. Y cuando nos sobren pulsaciones, besémonos despacio hasta el amanecer. Sólo así recuperaremos las pulsaciones perdidas.

Querida, sigues siendo un precioso piano desafinado.


domingo, 5 de mayo de 2013

El camino


La imprudencia es la fuerza de los viajeros arriesgados. Aquellos que no tienen miedo a perder nada, porque si apenas tienen algo, y son los más valientes del mundo, los más osados. Quienes buscan su camino en soledad, pero siempre acompañados.

El camino se torna lejano y único cuando vas a comenzarlo, pero cuando lo recorres cantando, con flautas, gaitas, después danzando, eres consciente de que debes aprovechar el camino para enriquecerte de él, como él mismo lo hará de ti.

Si no usamos el calzado adecuado nos dolerán los pies por el camino. Si ropajes y vestidos en nosotros son escasos, mejor buscar refugio y protección en pueblos apartados, llenos de paz y tranquilidad, repletos de pastos.

Allí seríamos bienvenidos y cuidados por lo lugareños. Personas amables y acogedoras, porque son aquellas que rodean al camino, y no hay nada más gratificante que ayudar a una persona a completar el suyo mismo.

Si el camino se estrecha, si el camino se alarga, no tengas prisa en atravesarlo, pues cuanto más tardes en completar el camino, mayor será tu sabiduría y mejor habrá sido la  experiencia.

No temas, viajero, a aventurarte en el camino.
“Seamos imprudentes”


jueves, 25 de abril de 2013

Secretos del amar


Renunciar a tus palabras con un amargor extraño.
Sobrevolar el cielo sin tener vértigo.

Hablar ahora, estando callados.
Las miradas dudan, hacen daño.

Cómo amarnos el uno al otro sin romper a llorar.
Las bocas guardan secretos y confidencias.
El corazón impulsos y arrepentimientos.

Es difícil resistirse a la esencia
Volver la vista hacia un lado.
Fingir nuestras diferencias

Secuestrar recuerdos y dejarlos secos de tanto recordar.
Recorrer toda la piel por sólo acariciar.

No ser capaz de negar su belleza.
Y después callar toda su maldad.

Insensibilizar tus músculos.
Dejarte llevar.

Saber amar las ausencias.
Olvidar la realidad.

Restar segundos a la verdad.
Contenernos hasta reventar.

Permanecer en un silencio fantasmal.
Recordar momentos. Aquel vendaval.

Establecer nuestras distancias.
Para volverlas a enterrar.

Entrelazar nuestras almas.
Dejar de pensar.

Un simple instante de duda.
Una mentira al azar.

Mirar tus ojos para vislumbrar.
Acabar ciego de tanto y tanto mirar.


miércoles, 17 de abril de 2013

Somos tendencias que seguimos a las tendencias


En efecto no debería sorprendernos leer, una vez más sobre una actualidad que se antoja residual cuando no desalentadora o terriblemente pesimista. Y es que en apenas unos años el giro del mundo ha sido tan sumamente radical que no hay nada ya que pueda sorprendernos.

Somos tendencias que seguimos a las tendencias.

El ser humano se ha acostumbrado a seguir la imitación y ser por tanto imitación del imitado.

El criterio propio se ha perdido en detrimento de unas valoraciones que no son nuestras, pero que las imponemos como si lo fueran. Los cerebros se secan y no consideran realizar un trabajo que revierta en último término en una deducción personal primigenia, propia, que podrá ser compartida o debatida, pero al fin y al cabo innovadora y única.

Me refiero a ser objetivos con nosotros mismos y subjetivos por ende al resto de la sociedad. No se puede pretender que se extienda una limitación enfermiza que afecte en el razonamiento de los más pasivos. Sin embargo parece ser que la vida contemplativa está de moda y es modelo y causa de todas las envidias, mientras que el sacrificio y el trabajo marchan hacia la esfera del amargor y de la destrucción progresiva, quedando relegados a un comportamiento inusual que debería tomarse con menor perspectiva y mayor descanso.

Sería irónico que nuestra destrucción fuera fruto del trabajo y del compromiso de otros.

Bienvenidos todos a un siglo que pesa tanto como el alma.


miércoles, 10 de abril de 2013

El corazón de ámbar


El ámbar es el corazón de la naturaleza.
Y cuando miro tus ojos sólo veo ámbar.

Si me permitieras mirarlos muy de cerca, hasta casi rozarnos, podría observar toda su belleza. Son cálidos y coloridos, a veces más oscuros, o incluso verdosos, pero nada comparable con las tardes de sol y la luz que desprenden.

El ámbar me cautiva y me atrae. Es algo misterioso. No sabes lo que puedes esperar de él. Quizá restos de un algo extinto. O una lágrima que allí quedó atrapada.

Pero cuando nos besamos, cierras los ojos y pierdo esa magia.
Me coges con fuerza y me respondes con violencia y entonces pienso en el ámbar que late en cada uno de nosotros.


martes, 26 de marzo de 2013

Versos bajo lluvia

Los antiguos habitáculos de lluvia e historia se empapan.
Son de entre sus calles por donde deambulo.
Allá donde tus besos escapan.

Las campanas me inundan e impulsan mi ánimo con sus sonidos incesantes.
hay un canto que duele, que duele en el desamparo,
y un cuerpo que pide luz y dejar de verse abandonado.

Que en tiempos de lluvia gustaba pasear,
por calles empedradas y olvidadas,
no abandonadas, sino visitadas
por devotos y peregrinos

No eran gentes adineradas,
ni caballeros de capa y espada.

Sus almas, acompañadas por un espíritu indomable,
quedaban dirigidas por una mente esperanzada y amigable.

El silencio se tornaba sacralizado por un respeto pétreo inmenso.
Conjunto y monumento del rezo, dimensión del santo cielo.

Acompáñame a las profundidades,
a las entrañas rigurosas
de una fría y reveladora enseñanza.

Un mundo de devoción,
florecido recientemente,
en tus manos de esperanza.



jueves, 14 de marzo de 2013

Rojizo


Cuando me faltan las palabras escribo.
Escribo porque me siento inofensivo ante ti.

Son como ráfagas de un aroma exquisito que embriaga, que ilusiona, que se torna rojizo y mortecino, que me lleva hasta atardeceres vivos, cielos encendidos.

Son como suaves movimientos, como lamentos, como suspiros.

Son como caricias de marfil que acompañan acordes azabaches, que engañan y conducen a tus encantos, como si llegaras a ser veneno.

Dulce canto que seduce, dulce canto que araña, deja las nubes y baja, muéstrame el más hermoso mañana.


jueves, 28 de febrero de 2013

Fanatismo portable

No parece asustarnos observar cómo la evolución de la humanidad va haciendo estragos sobre una sociedad tecnológicamente corrompida.

Acabamos dependiendo en exceso de unas adquisiciones que deberían facilitar nuestras vidas y no quedar tanto a merced de las grandes multinacionales y de los últimos modelos. La autocomplacencia se degenera en una autodependencia peligrosa que nos vuelve inestables o nerviosos cuando no tenemos entre nuestras manos un laptop o un móvil de última generación.

El fanatismo que ello despierta ha alcanzado a la sociedad y al mercado con fuerza, y las compañías han estado atentas para que ninguno de nosotros quedemos sin conseguir un nuevo come-cerebros portátil.


Pero no es exagerado afirmar que estas nuevas tecnologías están absorbiendo toda nuestra atención hasta límites preocupantes, y es que parece ser que el móvil se ha convertido en la excusa perfecta para evadirnos de las conversaciones, amigos, estudios o todo lo demás.

Un nuevo acompañante que nos es fiel como una mascota, aunque mucho mejor, porque  nos proporciona lo que queremos al instante y sólo necesita una dosis diaria de electricidad encarecida para recargar un corazón hecho de coltán e importado directamente de las minas sudafricanas.

Lo pensaré un minuto. No, gracias.

lunes, 18 de febrero de 2013

Ángeles ciegos


Y es en noches como esta, cuando la niebla se confunde con los sentimientos.
Y piensas que nada, absolutamente nada, podría ser más perfecto.

Y avanzas a tientas, sin ver nada entre las brumas, atendiendo simplemente a aquello que llevas dentro.
Y lo escupes como un dragón, como un fuego de hielo.

Y si me susurras palabras de amor, usa tus manos para despertarme.
Bésame y elévame al cielo.



jueves, 14 de febrero de 2013

El enamorado


El enamorado es una figura apasionante.
Atrapado en una sociedad que atrás dejó aquel romanticismo de la muerte y el amor, el enamorado escasea en nuestros días. Las balas que decidían en el pasado ni siquiera han de utilizarse ahora.

El enamorado sufre y advierte.
Es paciente y comprensivo, incluso benevolente en exceso. Es capaz de perdonar cualquier mala desdicha por mantener con vividez sus más secretos sentimientos.

El enamorado es misterioso y atractivo.
Con su pluma llora las penas y con sangre de su mano firma y sacrifica sus cartas.
La suavidad de los pétalos recuerdan a la piel de la amada.
Enloquece por cualquier fragancia que algo recuerde a ella.

Observa y sigue, como ocultándose de ladrones, los pasos que recorren los labios de quien quiere probar. El sigilo es su aliado para mantener el equilibrio y no caer frente a esa señorita que mirando sólo al enamorado, lo embriaga y lo lleva condenado.


martes, 5 de febrero de 2013

Pupilas dilatadas

Imagino cada parte de tu cuerpo con delicadeza.
Eres realmente hermosa.

Recorrer con mis manos la curva de tu espalda y sentir como te estremeces.
Dulzura prohibida.

Tu tez blanca y desnuda debe ser suave como los pétalos de una flor, pero te encoges, cariño, te vuelves helada. Me contagias tu frío, me contagias tu escarcha.

Quiero respirarte despacio, quiero dejarte en nada, en un fino perfume, en una sola bocanada.

Reconstrúyeme con tus sentidos, preciosa.
Mírame con las pupilas dilatadas
.

jueves, 24 de enero de 2013

Confidencias


Susurra al viento todo lo que quieras.
Hoy sopla con la intensidad suficiente.

domingo, 13 de enero de 2013

Firmamento

Me gusta cuando viajábamos juntos en tren.

Tú siempre querías un asiento pegado a la ventana. Aunque fuera también mi preferido, siempre me lo quitabas, y me sacabas esa burla infantil que me hacía reír, esa que añoro, esa que tanto gustaba.

Pasábamos por lugares recónditos y escondidos. No importaba que fuera mar o montaña lo que visitáramos, igualmente todos los paisajes eran coloridos. Y aquel pueblo de pescadores que no salía ni en los más explícitos libros, lo recorrimos expectantes entre salinos y marinos sonidos.

Las horas de viaje las pasabas siempre durmiendo. En cambio yo, incansable junto a ti, las pasaba siempre despierto. Me dejabas libertad en tus horas de sueño y experimentaba insomnios que se hacían eternos. No quería perderme de ti ni un solo momento, ni tan solo un leve gesto. Eras voz y poesía. Eras luz en firmamento
.