sábado, 21 de agosto de 2010

Futuro

“Cuando yo era joven, era un revolucionario, y en mi oración decía: Señor, dame fuerzas para cambiar el mundo”

Después de dos años no conseguí nada, modifiqué mi oración: "Señor, dame fuerzas para cambiar al menos a aquellos que están cerca de mí".

Hoy soy viejo, y mi oración dice así: "Señor, dame fuerzas para cambiarme a mí mismo".

Si hubiera empezado por ahí, no habría desperdiciado tanto tiempo.

Said Beyahid



1 comentario:

  1. le dio acaso el señor fuerzas para cambiarse?

    no es la palabra si no los hechos, por ahí es por donde se debería empezar...

    ResponderEliminar

Ecos del pasado