miércoles, 4 de febrero de 2015

Búnker

Estoy en medio de una guerra que no puedo parar.

Llevo días oyendo las sirenas de alerta,
viendo cómo los aviones de combate sobrevuelan el cielo,
sólo buscan supervivientes.

Quizá yo sea uno de ellos,
uno de los muchos que se debate entre un conflicto,
pero que no tiene ni armas, ni tanques.

Cada noche me disparan,
las balas penetran limpiamente,
y se quedan guardadas en alguna parte de mi mente,
sin poder encontrar la forma de sacarlas.

Toman forma de recuerdos,
de imágenes de desolación,
de lágrimas, de lluvia,
de respuestas sin solución.

Vuelvo a escuchar el silbido de las bombas.
Sé a dónde se dirigen, y yo no puedo hacer nada,
quizá esperar a recibirlas,
quizá recibir la estocada.


Aguardo en silencio, como siempre he hecho,
escondido, entre el pasado y los sentimientos.
Observando cómo poco a poco te difuminas,
agrandando esa herida que brota de mi pecho.

2 comentarios:

  1. Ya sabes que las heridas duelen mucho al principio, pero poco a poco, el tiempo hace ese gran papel que tanto se agradece.
    Tranquilo aunque nunca la olvides poco a poco su recuerdo no te dolerá.
    Ánimo!!

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  2. Esas heridas, ese miedo y ese silencio bombardeado por pensamientos no tardan en desaparecer, es solo cuestión de tiempo superar esa guerra interna y volver a estar bien.

    ¡Un abrazo!

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Ecos del pasado