domingo, 9 de enero de 2011

¿Mañana será otro día?

Ya he vuelto. Lo primero de todo será volver a la dura rutina, esa que te dice lo que tienes que hacer constantemente día tras día. Después tendré que levantarme con aquel sonido repetitivo que escuchamos cada mañana, con el gesto cansado me tocará mirarme en el espejo y aclararme un poco la vista con agua. Bajar a desayunar es lo siguiente, calentaré un poco de leche o no, dependiendo de lo que haya para desayunar, si hay galletas, caliente, si hay cereales, fría. Me ducho, me visto, me arreglo un poco y casi de noche salgo de casa. En estos días el viento sopla helado, tiempo atrás, una simple manga corta me servía para todo el día, ahora necesito de abrigo y bufanda para soportar el frío ambiente.
Puntual, como siempre, llego a mi instituto, aquel que es pequeño, donde conoces a todo el mundo, donde la amistad crece o se desvanece, el instituto que me va quitando el poco tiempo que me queda…por suerte o por desgracia este será mi último año en él. Son las dos y diez minutos cuando salgo por su puerta principal para regresar a mi casa. Los libros ya no te pesan, parecen ligeros, ni siquiera me quedo a saludar a gente que no veo en días o me paro a charlar con amigos que en el recreo no he visto, “ya los veré mañana” pienso. Mientras, ando con paso decidido, el autobús escolar lleno de “niños” siempre pasa a mi derecha. Ellos ríen, hablan, se empujan, saludan a otros chicos que andan hacia sus casas…”son felices” digo para mis adentros, “por ahora” añado después mientras sonrío ligeramente.
Veo el número 20 a lo lejos. Saco las llaves y abro las dos puertas que me separan de la tranquilidad y el silencio. La comida suele estar preparada, si bien por la piscina o por las clases de inglés. La caliento y como solo, mis padres llegarán dentro de una hora. Las tardes, antes de empezar fuerte con el curso las pasaba en el pabellón municipal o en el ordenador, apenas estudiaba, pero esto me duró un mes, estoy en el curso más difícil, donde te juegas gran parte de tu futuro, con lo que ahora las tardes van acompañadas de pijama, libros abiertos, Biología, Literatura, Historia, Filosofía etc, el flexo encendido y grandes meriendas.
Mi madre dice que apenas me ve, pero cuando ella no trabaja por las mañana yo estoy en el instituto, cuando no trabaja por las tardes yo suelo estar en mi habitación…Son las cenas es el único momento que es más familiar, casi siempre son un poco improvisadas, pero la verdad, de algo que en mi casa no me pueda quejar es de haber pasado hambre alguna vez. Después de cenar, al baño a lavarme los dientes y cansado subo al piso de arriba, antes, cuando no era tan importante dormir porque no tenía que despertarme temprano solía leer algún que otro libro, pero acostumbrado a descansar un mínimo de horas ya no lo hago. El ordenador a veces lo enciendo, muchas otras (la gran mayoría) no, me quita el sueño y después no duermo bien. Un último repaso de cualquier asignatura para que me entre un poco el sueño es lo que sí que suelo hacer por las noches, pero no demasiado largo. Entro en la cama y cierro los ojos. […] Mañana un nuevo día me esperará. O al menos eso creo.

2 comentarios:

  1. Genial! Escribes muy bien,me ha gustado bastante este texto de lo que sueles hacer de lunes a viernes (:
    Sigue escribiendo así,¡Es magnífico!
    Un saludo.

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  2. Me encanto este texto! ahora trabajo en Kraft Foods Argentina pero fui profesor durante años, me encantaría haberle leído algo así a mis niños, super apasionante!
    felicitaciones!

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Ecos del pasado