martes, 26 de enero de 2010

Noah y el polvo de estrellas

-¿Noah?...
-Sí, estoy despierta…. ¿Qué quieres?
-Nada, sólo quería oír tu voz…
-Jaja, ven aquí que te abrace anda.

Como me gustaba que Noah fuese así, siempre tan cariñosa y tan dulce…No le importaba nunca el momento ni la situación, siempre se dejaba llevar, se arriesgaba y lo que más me gustaba es que siempre conseguía ganar.

-Me gustan tus abrazos Noah, ojala alguna vez me des alguno infinito…
-Me gusta que me abraces, porque siempre estás calentito y haces que no tenga frío…

Estuvimos mucho tiempo abrazados, incluso más de lo normal y nos dormimos enseguida unidos por nuestros brazos, creando otra noche más nuestro especial lazo de amor inquebrantable.

La luna estaba en lo más alto, las nubes disipaban el cielo para dejar pasar su inconfundible y plateado brillo, el mar estaba en calma y como todas las noches me desperté con sigilo y aparté el brazo de Noah de mi cuerpo, dejándolo suavemente abrazado a la almohada.

Me puse mi chaqueta de pescador y subí el gorro hasta que me hubiera cubierto todo el pelo, me calcé con mis botas viejas y mis pantalones azules que tantos agujeros tenían ya, le dí el besito de buenas noches a Noah, oliendo su aroma de polvo de estrellas y le susurré su palabra favorita.
Apostaría cualquier cosa a que me oyó y sonrió, pero estaba oscuro y no conseguí fijarme demasiado bien en su expresión, además el tiempo se me escapaba y debía darme prisa.

Salí cautelosamente de casa, ni siquiera cerré la puerta, pues por los alrededores sólo vivía una vieja pareja de pescadores con los que pocas veces hablábamos. Bajé el acantilado por sus desgastadas escaleras hasta llegar a la cala. Allí se encontraba mi barco, balanceándose a causa del pequeño oleaje de las mareas, mi pasaporte a la meditación y a la relajación eterna, el Mare Nostrum.

Me deshice del cabo y alcé su única vela para que el viento me ayudara a sumergirme en alta mar, a perderme en aquel abismo negro o a escuchar el canto de las ballenas.

La niebla se cernía sobre la noche, la luna iluminaba el mar, dejando una estela de luz plateada, como decía Noah, el polvo de estrellas y los pájaros volaban contentos al volver a vernos una noche más. Yo, sin embargo me recosté en el mástil, bajando la capucha de mi chaqueta de pescador hasta no ver nada y busqué cobijo entre las mantas que allí tenía.

Echaba de menos a Noah todas las noches, ¿que digo?. La echaba de menos cada vez que no estaba con ella, porque tenía un aura especial, su esencia era tan delicada y su mirada era tan intensa…cada vez que me miraba suspiraba por dentro y le dedicaba una pequeña sonrisa.

-¿Estás despierto?. Me susurró su voz
-¿Noah?
-¿Con que vienes aquí todas las noches eh?, venga hazme un hueco que quiero estar contigo. Dijo dedicándome una de sus sonrisas mientras se tapaba con las mantas y se recostaba sobre mí para poder ver mi cara.
-Me gustan tus ojos, son bonitos.
-Ains…siempre tan dulce…
-Prométeme una cosa, dijo con un brillo dorado en sus ojos, prométeme que me quieres, pero no vale decir “te quiero”.

Puse los ojos en blanco y reí por lo bajo.

-Sabes como hacerme sufrir, no eres justa conmigo.

Y le susurré aquella palabra que tanto le gustaba oír, aquella palabra que significaba tan poco para unos y tanto para ella, aquella palabra que hizo que Noah y yo nos mirásemos dulcemente y
nos besáramos bajo el polvo de estrellas.


7 comentarios:

  1. The dream of world sugar,where everything can be realized :)

    ResponderEliminar
  2. Jaja
    Ya ni me acuerdo ;)
    Ya te he dicho quien la sabe...y mi perricu de momento sabe guardar secretos

    ResponderEliminar
  3. Memoria para la chapa si tienes pero para la palabra no? O.o jaja
    Yo tambien se guardar muy bien secretos (:
    Acuerdate de eso que muy poca gente sabe :D

    ResponderEliminar
  4. Jaja noo ¬¬
    Pues...ahora que lo dices...no sé que pudo ser lo que te contaría
    Jaja

    ResponderEliminar
  5. Qué bonita la historia, Javi :D

    ResponderEliminar

Ecos del pasado