miércoles, 17 de diciembre de 2014

Lejos de los ojos, lejos del corazón

Te sientes ahogado, en un mar revuelto,
hay tempestad, marea, viento.
Estás abrumado por una emoción,
un lamento que recorre todo tu cuerpo.
Te sientes indefenso, como un animal acorralado, 
sin aire, sin luz, mirando cómo el invierno devora parte del pasado.

Las hojas de los árboles caen, todo se tiñe de un tierno anaranjado.
Se parece a las lágrimas que recorren tus mejillas hasta perderse, mojadas, en los labios. Nunca me gustó esa estación.

Ya no recuerdas que tu otro nombre era ausencia,
y que pasé parte de mi vida imaginando que llegabas y te quedabas.

Te quedabas en esas noches oscuras, donde nunca estabas a mi lado, 
en aquellos paseos por el atlántico, sin lluvia, sin helados.

Te quedabas cada vez que había tormenta,
y cada vez que hacíamos hogueras en la playa.

Te quedabas durmiendo inocente,
 hasta tarde, en mi cama.

Pero eso sólo pasaba cuando te quedabas,
tenías razón en lo que decías. 

Lejos de los ojos, lejos del corazón.


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Ecos del pasado