jueves, 28 de febrero de 2013

Fanatismo portable

No parece asustarnos observar cómo la evolución de la humanidad va haciendo estragos sobre una sociedad tecnológicamente corrompida.

Acabamos dependiendo en exceso de unas adquisiciones que deberían facilitar nuestras vidas y no quedar tanto a merced de las grandes multinacionales y de los últimos modelos. La autocomplacencia se degenera en una autodependencia peligrosa que nos vuelve inestables o nerviosos cuando no tenemos entre nuestras manos un laptop o un móvil de última generación.

El fanatismo que ello despierta ha alcanzado a la sociedad y al mercado con fuerza, y las compañías han estado atentas para que ninguno de nosotros quedemos sin conseguir un nuevo come-cerebros portátil.


Pero no es exagerado afirmar que estas nuevas tecnologías están absorbiendo toda nuestra atención hasta límites preocupantes, y es que parece ser que el móvil se ha convertido en la excusa perfecta para evadirnos de las conversaciones, amigos, estudios o todo lo demás.

Un nuevo acompañante que nos es fiel como una mascota, aunque mucho mejor, porque  nos proporciona lo que queremos al instante y sólo necesita una dosis diaria de electricidad encarecida para recargar un corazón hecho de coltán e importado directamente de las minas sudafricanas.

Lo pensaré un minuto. No, gracias.

1 comentario:

  1. Dentro de poco, los niños nacerán con un móvil bajo el brazo. O con un recibo de él, para que los padres lo puedan pagar a plazos.

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Ecos del pasado