viernes, 30 de julio de 2010

Sin duda alguna, amor

-Vayámonos al fin del mundo. Dije con ojos persuasivos al ver que ella se levantaba de la cama.
-Sabes que prefiero el Tártaro. Contestó con autosuficiencia y sin hacerme caso.
-Dios, no te aguanto, si no llega a ser por ti, creo que me hubiera consumido.

Me miró con cara dulce

-Eres preciosa, ¿lo sabías?
-Cállate pesado, que no quiero que me digas todas esas cosas que después me acostumbro y no es lo mismo.
-Enfadada aún eres mejor y le lancé un beso por el aire que ella hizo como si lo recibiera.
-¿De dónde has salido tú?.¿Quieres irte a un cuento de hadas?¿O a buscar un trabajo ya?
-Prefiero que empieces poniéndote algo bonita, que ya van siendo horas. Sonreí
-Idiota, pero,¿te has visto a ti? Dijo contrariada
-En los hombres ir así por la casa es normal, además sólo me falta la camiseta.
-Todos los hombres sois asquerosos, todos sin excepción y no me digas que te falta sólo una camiseta que te llevo ahora mismo al oculista.

Reí con fuerza su broma, he de reconocer que era bastante buena con ellas, normalmente intentaba no reírselas, para así cabrearla, pero es demasiado para mí.

-Mira, si te pones esa camisa blanca que tanto me gusta, lo mismo después tienes un premio.
-¿Crees que voy a negociar contigo? Eso es chantaje.
-Más te vale hacerlo, si no te tocará plancharte la ropa durante una semana.

Sabía mi punto débil. Maldije por lo bajo.

-Sabe como hacerme perder señorita. Le hice una reverencia aceptando mi derrota.
-Por cierto, llamaron ayer los vecinos, si vamos a cenar a su casa esta noche.
-¿Qué vecinos? ¿Los raros, los ruidosos, o los plastas?
-Los plastas. Dijo alegremente por mi perfecto resumen de la gente de
Greenwall Street.
-Vaya. Añadí apesadumbrado.

Odiaba a esos vecinos, a esos con los otros dos.

-Venga cariño, no es para tanto.
-¿”Qué no es para tanto”? Dijo con sarcasmo. Si siempre me está diciendo “sonrisitas” de prestarle la barbacoa.
-Y, ¿por qué no se la dejas? Me inquirió cruzándose de brazos y riéndose por el comentario.
-Pues porque la última vez que se la presté tuve que meterme en su jardín para recuperarla y para colmo va y me dice: “¡Vecino! Te he dejado ahí la barbacoa” señalándome el lugar donde YO la dejé.
-Venga no seas así a mí Rachel me cae muy bien y además…
-Pero es que encima -Continué sin dejarla hablar- Siempre va y me dice: “¡Vecino! A ver si salimos un día de estos por ahí con la bici” Sabiendo que a mí no me gusta demasiado, además que Rachel me dijo que él no tenía ni bici.
-Rachel es una chica muy ocupada, cariño.
-Excusas. Dije poniendo los ojos en blanco.
-Espera, tengo una idea. Dijo con mirada traviesa.-Ponte la camisa blanca y cancelo la invitación.
-¿Y se supone que ese es mi premio? Pregunté levantando una ceja.
-Lo tomas o lo dejas. Respondió haciéndose la enfadada

Que lista era la muy…

-Está bien, me pongo la camisa y Tú, cancelas la invitación. Me aseguré.
-Además, si no vamos a la cena…Dijo con un brillo en la mirada.-Tu y yo tendremos la noche libre. Jugueteó con su pelo.

La cogí por la cintura y me la acerqué todo lo que pude.

-Cómo te quiero, amor.

Y nos abrazamos despacio guardando fuerzas para la larga noche que nos esperaba.

2 comentarios:

  1. A veces, leyendo tus relatos, me pregunto si eres tú el mismo Javi que conozco :)
    Muy bonito =)

    ResponderEliminar
  2. solo te falta el café y el tabaco ;)
    grr! ;) jaja
    me gusta!

    ResponderEliminar

Ecos del pasado