martes, 19 de enero de 2010

Sofás fríos y camas cálidas

Hacía mucho frío esa noche…
Yo sólo pensaba en poder dormir aunque sólo fuera un poquito, el colchón iba a ser mi mejor amigo esta noche porque estaba cansadísimo y llevaba acumulando horas de sueño desde hace días. Así que con grandes ojeras y arrastrando los pies preparé la cama y eché sobre mí dos mantas más de las que ya había puesto.

Estuve esperándola toda la noche, intentando imaginar que entraba por la puerta y que me dedicaba una de sus bonitas sonrisas antes de que se pusiera su oscuro pijama y se acostara lo más lejos posible de mí (:

Apagué las luces palpando las frías paredes con las manos y apartando los zapatos y la ropa que había dejado desperdigada por la habitación con lo pies. Conseguí llegar a mi cama a salvo y respiré aliviado, no había tropezado con nada por muy extraño que pareciese y me dediqué a taparme hasta arriba para no poder ver ni un pequeño rallito de luz. Me dormí sin apenas desearlo y me sumí en un profundo sueño…pero un ruido me despertó…Cloe estaba en el sofá, acostada y ahora riendo debido a mi reacción.

-¿Estás durmiendo? le dije sabiendo perfectamente que no lo estaba.
-Si. Contestó con una pequeña sonrisa contagiosa.
-¿Porqué has hecho ruido?
-Porque estabas durmiendo y no lo veía justo

No lo veía justo…Eran las cuatro de la mañana y no lo veía justo ¬¬

Eres mala, ¿sabes?, sólo por eso no te voy a hablar esta noche. Y levanté la cabeza mostrando mi disconformidad. Ella rió y me puso esas zapatillas que tanto me gustaban en la cara para molestarme, pero yo me callé y me giré para mirarla. Sus ojos marrones brillaban en la oscuridad mostrando ese color pardo que tanto me estaba empezando a gustar y pensé…”Te quiero”…
Cogí sus delicados pies y empecé a acariciarlos, apretaba mis dedos contra su piel mientras respiraba lentamente y cerraba los ojos para así poder sentir su suave tacto
Estaba tan relajado que empezó a entrarme un sueño casi irreal.

-Cloe, tengo sueño. Le susurré desde mi cama
-Pues duérmete tonto. Me contestó con otra sonrisa.

Me acosté, me acomodé entre las mantitas que tan caliente habían dejado la cama y cerré los ojos disimuladamente. Fue entonces cuando Cloe se levantó del sofá y se acostó en mi cama. Me asombró su reacción y sin tener tiempo de preguntarle o reprocharle nada me dijo sonriendo:

-El sofá estaba frío y la cama está calentita.

Yo reí para mis adentros y le hice un hueco…entonces Cloe hizo algo que emocionó y aceleró mi corazón…me cogió la mano y la apretó durante un momento con fuerza y después empezó a acariciarla dulcemente entre sus delgados deditos y yo seguí con su juego de enamorarnos y comencé a acariciar también su mano, era tan suave, tan pequeñita…
El calor se contagiaba a nuestro alrededor, apoyó su cabeza contra la mía y yo cerré por última vez los ojos esa noche. Un torrente de emociones invadía mi cuerpo cada vez que oía su respiración tan cerca de mí, cada vez que tocaba su mano…cada vez que buscaba el calor de mi cuerpo…

-Eres tan cálido…me gusta como hueles

Reí para mí y volví a suspirar profundamente, porque Cloe era de pocas pero intensas palabras…

-Te quiero. Le susurré…

Era tan especial…podría estar toda mi vida viviendo ese momento y no me cansaría de él…porque sentir esa emoción, sentir ese calor, ese amor, esos deseos, esos sueños y todos a la vez...

Fue entonces cuando la sutil luz del amanecer ya aparecía por la pequeña ventana, invitándonos a dormir eternamente y a no separar nuestras manos nunca jamás…




Cuando sin querer aquella noche se convirtió en un dulce sueño :)
(Azucar)

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Ecos del pasado