miércoles, 14 de abril de 2010

Sí, sin duda fue un día de locos

[…Sí si ese soy yo, el de la camiseta de interior y los calzoncillos, miradme ahí tirado en la cama, abrazando la cabecera y con el olor a alcohol, que noche la de ayer…
Bueno, fijaros ahora en mi reacción, que está a apunto de sonar el despertador…]

(Piii, pi-pi, pi-pi, pi-pi-pi-pi , pi-pi-pi-pi)
-¡¡Ah!! Cállate. Dije mientras buscaba el botón de apagado.-¡Silencio! Dios, cómo puedes ser tan escandaloso…aquí estás…ale, apagado, ¿ehhh? ¿Quién es quien habla ahora eh?? Quiéeen?? Jeje. Respiré tranquilo de nuevo y con la mano en la frente para “aliviar” mi dolor de la cabeza me eché sobre la cama de nuevo me tapé con las sábanas cuando me di cuenta que se me olvidaba una cosa.

-¡Joder! ¡La reunión!. Y miré el despertador con los ojos como platos y suspiré aliviado. –Aún quedan dos horas…¡No! ¡Ayer se cambiaba la hora! ¡Mierda!.

Salté de la cama y tropezándome con la mesilla y con la pared llegué al armario…

-¿Traje o chaqueta?. Me pregunté mientras buscaba en el armario, espera, me asomé a la ventana y vi un rayo de sol.-Vale, camisa.

La cogí y bajé las escaleras de caracol hacia la cocina a hacerme un expresso. –Vaaamos. Decía impaciente mientas movía los dedos de forma nerviosa.
-Los pantalones. Subí las escaleras de nuevo casi cayéndome. -A ver, a ver…los negros, no los beigs. Los cogí y les veo arrugas.
-Joder, a planchar ahora. Cogí el café y lo sorbí. –¡Ah! ¡Quema! Me quejé. Resoplé y me puse a planchar mientras empezaba a sentir de nuevo mi lengua, claro yo y mi suerte hicimos que se cayera el café manchando el pantalón.
-Vale, Dios, me pondré los negros, como tú quieras. Dije con tono irónico mirando al techo y dirigiéndome de nuevo al armario a coger los negros y a elegir corbata…-Corbata, corbata…azul, roja, rosa…la roja. La cogí precipitadamente y me puse los pantalones con la casualidad de caerme mientras metía una de mis piernas. Ahora iba al espejo a arreglarme lo mínimo y a disimular mi olor a alcohol. Un poco de colonia, desodorante y me revolví el pelo lo justo, siempre he dicho que mi pelo es un pelo desordenado ligeramente intencionado. Miré el “reloj”. Claro, si no llevaba encima, estaría en la mesilla...tampoco…espera, y miré mi mano derecha.-Soy tonto. Me dije siempre lo llevo allí ¬¬

Salía ya de mi casa, cogí las llaves, voy y me pillo los dedos con la puerta.-¡¡Auuu!! ,Dios que se acabe este día ya, que no sobreviviré…Voy a por el coche, miro y no está, claro, lo tiene…bahh, da igual, cogí la bici y con la camisa casi sin abrochar llego al número 15 de Kingsway Street. Miro el reloj de nuevo. -¡Perfecto, tarde!, ¿estás contento?.Volví a decirle al cielo nublado.

Salgo de la reunión, un aburrimiento, se habían comido ya las galletitas esas de chocolate que tanto me gustaban, y sólo quedaban esas que tenían crema de membrillo en el centro, que malas que están…y mira que a un amigo mío le gustan…curioso que tenga esos gustos…
Salgo del edificio y no está la bici.-Venga ostias, no me jodas, donde estás, y al no verla por ninguna parte le pegué una patada a lo primero que ví, claro, yo como soy tan oportuno fui a golpear una farola para desgracia de mi pie. –Vale, vale, vale…tranquilo. Me repetí suavemente, inspirando y espirando. –Relajación…Bien, a ver que hacemos.
Tenía hambre, eran como las cuatro y parecía que llevaba dos días sin tomar nada. Me dirigí a un pequeño bar-restaurante que parecía tener buena pinta, pero que va, las patatas frías y un poco duras (congeladas, seguro), el solomillo duro también y un pelo en el plato. Escapé de ese lugar en cuanto pude recordando a la vieja camarera y pensando que aquel pelo podría ser de suyo, (me dio un escalofrío sólo de pensarlo) y volví andando a casa para poder tener una tarde al menos normal.

[…Dios cómo podía pensar eso después de todo lo que me había pasado…]

Cuando iba andando veo mi coche mal aparcado cerca de mi casa y…con una multa, una no, dos multas. Las vi y reí, reí por lo absurdo de este día, porque nada peor podía pasarme, porque tenía mal de ojo, porque vi un gato negro ayer por la calle o simplemente porque era el mayor imbécil del mundo. Pero me equivocaba, escuché un trueno y comenzó a llover a mares, sí, sí, como en las pelis, el típico pardillo que no puede caer más bajo hasta que le pasa algo así. En fin dije. Si hoy mi día no va a ser bueno, mejor tomárselo de buenas y no coger más cabreos. Me descalcé, me quité los zapatos y deshice el nudo de mi corbata para ponérmela sobre mis hombros. Reía por la calle fruto de mi casi locura, pintaba caras felices sobre los cristales empañados de chocolaterías, cafeterías y coches. Iba tarareando esa canción que siempre me alegraba mientras daba vueltas en cada esquina.
Llego a casa y abro la puerta, no me preocupa mojarlo todo, total, es agua ya se secará. Para qué ducharme si no podía ir más empapado. Me puse yo y mis dedos arrugados a hacer natillas, que hacía tiempo que no comía y cerré la puerta de la cocina para que aquel olor a canela se contagiara en el ambiente. Me atrevería a decir que quizás fuese mi olor favorito. Cuando terminé me fui al sofá, a ver la tele. –Genial, se ha ido la luz. Dije con una sonrisa. –Mira, mejor, así se pueden ver perfectamente las estrellas.
Y salí al jardín a recostarme en mi único y favorito abeto, y a escribir esta historia de locos mientras bebo de mi descafeinado y miro al cielo buscando la inspiración de cada día viendo así mi primera estrella fugaz desde hacía más de diez años…



5 comentarios:

  1. ¡¡Muy bien!! Vas cogiendo agresividad al escribir. ¡¡Me gusta!! Además no habla de amor: un punto a su favor ;)

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  3. jajajajja

    Pobrecito, pero qué afortunado ha visto una estrella fugaz! Yo el otro día vi tres en una noche :)

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  4. pidió un deseo no?

    he visto palabrotas en el texto..quién eres tú y qué le has hecho a Javi? ¬¬ jajaja

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  5. Esto me recuerda a mi :)
    y no sé por qué, porque yo no tengo tan mala fortuna ;)

    Está muy chula , como siempre jaja

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Ecos del pasado