Cuando las hojas de los árboles caían siempre en otoño, ahora, es el invierno quien las recoge.
Poco nos fijamos en ellas, pues en épocas calurosas o suaves suelen haberlas por miles, mientras que en épocas secas y frías suelen desaparecer.
No somos muy observadores, bueno, no al menos en la naturaleza. Está claro que preferimos salir a conocer gente que salir a conocer árboles, pero todo debe tener su término medio.
Me gusta pensar, cuando camino por antiguos paseos de reyes emblemáticos de siglos atrás de tu ciudad y observar.
Reconozco que no hago caso a las hojas hasta que se caen, que es cuando realmente captan mi atención.
En el suelo, rojas o marrones y desgastadas, tan secas que pueden romperse si apenas pisándolas con nuestros elegantes zapatos nuevos.
Y os aseguro que no, que ni mucho menos son todas iguales, que las hojas son como los copos de nieve, todas únicas e irrepetibles.
Poco nos fijamos en ellas, pues en épocas calurosas o suaves suelen haberlas por miles, mientras que en épocas secas y frías suelen desaparecer.
No somos muy observadores, bueno, no al menos en la naturaleza. Está claro que preferimos salir a conocer gente que salir a conocer árboles, pero todo debe tener su término medio.
Me gusta pensar, cuando camino por antiguos paseos de reyes emblemáticos de siglos atrás de tu ciudad y observar.
Reconozco que no hago caso a las hojas hasta que se caen, que es cuando realmente captan mi atención.
En el suelo, rojas o marrones y desgastadas, tan secas que pueden romperse si apenas pisándolas con nuestros elegantes zapatos nuevos.
Y os aseguro que no, que ni mucho menos son todas iguales, que las hojas son como los copos de nieve, todas únicas e irrepetibles.
Soy muy inconformista, y a veces, para mis cosas, algo egoísta, y no contentándome con coger una o dos, cojo alguna más por si las circunstancias o las situaciones no me son favorables.
Así escojo las que más me gustan, aquellas que están enteras, sin agujeros ni bordes arrancados, simétricas y de un color uniforme, a ser posible con bordes puntiagudos y con un tallo redondo.
Mis exigencias son pocas, pero la naturaleza es la única que me las cubre todas.
Así escojo las que más me gustan, aquellas que están enteras, sin agujeros ni bordes arrancados, simétricas y de un color uniforme, a ser posible con bordes puntiagudos y con un tallo redondo.
Mis exigencias son pocas, pero la naturaleza es la única que me las cubre todas.
Es diciembre y el frío invernal no llega, sólo resquicios de un viento oceánico que hiela por las noches. Al final me obligaréis a abrigarme.
La insignificancia de la vida hace grandes a los pequeños detalles.
Eso era lo que ponía en el regalo de Isa, no?
ResponderEliminarÜ
Yo aún conservo la que me regalaste ;)
ResponderEliminarFeliz Navidad Javi! :)
Es por eso que el otoño me parece tan encantador.
ResponderEliminarAbrazo.
Y feliz navidad.
Me encanta arrastrar los pies bajo ellas cuando se acumulan en los bordes de las aceras (sólo los niños y algunos de nosotros lo hacemos sin reparo y con una sonrisa en la cara).
ResponderEliminarFelices días, cuídate y disfruta mucho!
Ya decía yo que le faltaban hojas a mis calles: tú te las has llevado.
ResponderEliminar;)