Me destrozas
con tus silencios, tus ojos perdidos, tus labios callados.
Desearía conocer todas tus penas, para susurrarles nanas al oído, y dormirlas
toda la noche.
Soy egoísta contigo, quiero tenerte entre mis brazos más horas de las que tiene
un día, pero te escabulles y te pierdo. Te busco y no te encuentro.
Recordar nuestra odisea mientras nos consumimos como el incienso, lentamente,
dejando un suave aroma de disgusto y desesperación.
Los pies fríos se estremecen y nuestras manos se agarran a la piel caliente
como si fuera nuestra última noche en la tierra.
La distancia es el peor de los amores. Es la cruz que tanto me pesa. El
cuchillo que se me clava y sangro, sangro demasiado para mentirte y esconder
mis desvelos.
Sigues perdida mirando aquella pared blanca con cara cansada.
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Ecos del pasado