Me resulta
insignificante llegar a pensar en la falta de todo. El pesimismo crónico y
absoluto que nos asola cuando creemos que estamos más que acabados y que
nuestra vida debería pasar a un segundo plano para sustituir a unos leves
cortes que dejarán que la sangre brote de ellos mermando nuestras funciones
vitales.
No excuso a nadie, ni siquiera a mi mismo, de alguna situación parecida que
pueda incordiarnos de tal forma que reducirnos a la miseria y a lo inmundo sea
la mejor solución posible para las personas, o en el peor de los casos, la
única solución.
Te recuerdo sin remedio. Es un sentimiento involuntario que me hace estar en
paz y sonreir confidencias a la naturaleza.
No es fácil olvidar tus ojos. Pero es algo que me alegra y que se mezcla con
las ganas inmensas que tengo de verte en momentos cruciales. Sin duda, harías
de ellos, algo memorable. Serían aún más mágicos, porque la magia necesita de
una mano y una mente ilustradora, y tú me ilustras y me iluminas con tus
facciones de alegría, tensión, júbilo y arrepentimiento.
Estoy tranquilo y sé que tú lo estarás.
Me gusta ver los estragos del tiempo. Te imponen con tanta claridad el escaso
poder de tu memoria para sorprenderte cualquier día con aquella sonrisa
idealizada que habías perdido entre tus recuerdos.
Mientras hacemos lo posible por olvidar nuestras derrotas, seguimos empeñados
en hacer recordar la más grande de las glorias.
Que bonito es encontrar a una persona que te haga sentir así.
ResponderEliminarEl pesimismo es algo que asola a la sociedad actual en la que vivimos, la insatisfacción, la tristeza y las lágrimas producto de grandes depresiones se han convertido en algo natural y normal en muchas personas, no debemos permitir que esto suceda.
un abrazo,
me gusto tu entrada
La quietud activa
ResponderEliminarel movimiento estático
el ruidoso silencio
el vacío lleno
Vida: contradicción bien sincronizada.